
EFE.- El primer año de la Presidencia de Alberto Fernández será recordado como uno de los peores de la historia económica de Argentina, marcado por una pesada herencia de recesión, inflación y endeudamiento que, como un lastre, se hundió aún más por el golpe de gracia de la pandemia.
El 10 de diciembre de 2019 Fernández tomó las riendas de una economía que arrastraba casi una década de estancamiento convertido en recesión.
El “escenario base” también incluía los mayores niveles de inflación de los últimos 28 años, fuertes tensiones cambiarias, una deuda de 323.065 mdd -equivalente al 89,4 % del producto interno bruto (PIB)-, desempleo en alza y cerca del 40 % de la población bajo la línea de pobreza.
El nuevo Ejecutivo, con un equipo económico integrado por expertos cercanos a Fernández y el académico Martín Guzmán, discípulo de Joseph Stiglitz, como ministro de Economía, tomó medidas de “emergencia” para contener la crisis cuando la pandemia irrumpió.