Camarilla mundial
Yuval Noah Harari, un historiador y escritor de éxito internacional, publicaba el pasado día 22 de noviembre en el New York Times una reflexión sobre la teoría conspirativa que él denomina de la “Camarilla mundial”. Describe este fenómeno básicamente en cinco pasos, que vamos a apuntar en esta columna.
El primero de ellos. Pase lo que pase, suceda lo que suceda, siempre hay un grupo siniestro, el mismo, que es el origen del evento. Este grupo es el único responsable, con motivos escondidos, de lo que acontece en cualquier parte de un territorio. Sus motivos nunca son transparentes ni trascienden a la opinión pública.
El segundo. En la explicación de los motivos, suelen utilizarse los polos opuestos, pero sabiendo que su presencia y sus razones no son la auténtica explicación, simplemente son excusas que generan un campo neutro, justamente por la diferencia entre ambos polos. Una función necesaria es la creación y uso de ambos opuestos.
El tercero. Todo lo que aparece como noticiable en los medios de comunicación no son sino cortinas de humo para despistar y confundir de lo que auténticamente acontece. Los diferentes periódicos o integrantes de los mass media son títeres del poder que está en lo escondido.
El cuarto. Infinidad de seguidores para esta teoría, porque la explicación de todo termina siendo muy sencilla. Siempre son los mismos integrantes, siempre son las mismas razones, siempre es el mismo grupo, siempre todo concluye en el mismo origen.
El quinto y último. Como la explicación es secreta y solo unos pocos pueden llegar a ella, se deduce automáticamente el orgullo de pertenecer a un pequeño grupo selecto que es capaz de entender la profundidad de los eventos y el por qué suceden de una determinada manera las cosas.
Así es como Harari describe esta simplificación elemental de la realidad. No es que esté de acuerdo con esta visión, pero sí ofrece argumentos para explicar que de esta manera simplona algunos son capaces de entender los acontecimientos sin dedicar mucho esfuerzo para encontrar una explicación profunda.
El autor judío encuentra este peligro de la camarilla mundial en el escenario global. Si nos esforzáramos un poco, quizá pudiéramos adaptar todo este contenido aplicado a la realidad nacional. No vamos a intentar demostrar en esta columna que es posible hacer la comparación. Esa labor se la dejamos al amable lector para ver si es cierto el planteamiento y en qué medida es aplicable a México. Quizá haya fuerzas en nuestros medios, en los panoramas públicos, que nos empujan a simplificar las cosas como si no fuéramos capaces de entender qué está pasando en nuestras vidas.