CINE DE MAÑANA

El alucinante universo del escritor Irving Welsh fue exitosamente plasmado por Danny Boyle hace casi dos décadas en Trainspotting, La vida en el abismo, que se convirtió de inmediato en un clásico moderno.

Por eso teníamos mucha curiosidad de ver la nueva adaptación de su tercera novela, Filth hecha por el joven director escocés Jon S. Baird a cuya premier nos invitaron los buenos amigos de Alfhaville Cinema.

Bruce Roberston (un desatado James MacAvoy, el héroe de Víctor Frankenstein), es el detective más sucio de Edimburgo.

Es un drogadicto incontenible, que aspira a convertirse en el inspector en jefe resolviendo el asesinato de un turista japonés.

Para ello no duda en sabotear a su propio compañero Lennox (Jaime Bell, el inolvidable Billy Elliot), mostrando su homofobia y su misoginia contra el resto de sus competidores.

Vamos, hasta su mejor amigo Bladesey (Eddie Marsan) es víctima de sus crueles bromas, además de que tiene una aventura con su esposa.

La única excepción parece ser su esposa Carole (Shauna MacDonald) que parece quererlo y comprenderlo.

Sin embargo, nada es lo que parece.

Roberston vive en un mundo desquiciado al estilo de la reciente Vicio propio de Paul Anderson, con alucinaciones animalescas y giros de tuerca al estilo de Vestida para matar.

Sin embargo Baird no tiene la maestría de Boyle y el asunto termina en el gran guiñol y en la sobreactuación.

Filth resulta pues un curioso policial que no será del agrado de todo el mundo, por su temática y su repugnante estética, pero que puede gustar a los fans de Welsh.