Hallan túnel que llega a Cuauhxicalco en el Templo Mayor

La titular del INAH evocó aquel febrero de 1978, cuando el descubrimiento de la diosa lunar Coyolxauhqui y la consecuente exploración del Huey Teocalli.

 

Con la primicia del hallazgo de un estrecho pasillo que conduce al centro de la plataforma circular conocida como Cuauhxicalco, el cual remata con dos cámaras laterales donde los arqueólogos sospechan podrían encontrarse los restos de algunos gobernantes mexicas, comenzó la Primera Mesa Redonda de Tenochtitlan, encuentro académico dedicado a una de las grandes civilizaciones mesoamericanas.

Es así como los investigadores, tanto del Proyecto Templo Mayor (PTM) como del Programa de Arqueología Urbana (PAU), siguen hasta el día de hoy “exhumando” buena parte del Recinto Sagrado de lo que fue la capital del imperio mexica, dijo Teresa Franco, directora general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al inaugurar el acto en la sede de El Colegio Nacional.

A 38 años de distancia, a la exploración de la pirámide doble que estaba dedicada a los dioses Huitzilopochtli y Tláloc, “se ha sumado la investigación en una treintena más de edificios de carácter religioso, construcciones a las que se encuentran asociados pequeños adoratorios, esculturas, pinturas, murales y ofrendas que han enriquecido el acervo patrimonial del pueblo mexicano”, expresó

De esta manera, la Primera Mesa Redonda de Tenochtitlan abundará en los resultados de las excavaciones donde el PTM y el PAU han enfocado sus esfuerzos en los últimos años: Templo Mayor, Cuauhxicalco, Calmécac, Templo de Ehécatl, Juego de Pelota y Huey Tzompantli.

Poco más de 50 especialistas, en su mayoría adscritos al Proyecto Templo Mayor y al Programa de Arqueología Urbana, y de otras instancias del INAH, de las universidades Nacional Autónoma de México y Prefectural de Aichi (Japón), y de El Aviario El Nido, hablarán del complejo entramado social mexica a partir, principalmente, del análisis de depósitos con una gran riqueza biológica, encontrados en algunas de estas edificaciones.

En 2013, durante las exploraciones en el lado norte del Cuauhxicalco, una estructura circular de 16.44 m de diámetro y 2.50 de altura, los integrantes del PTM se encontraron —como parte del piso de la plaza— con una lápida de andesita de tres toneladas. Tras una complicada remoción se halló una gran caja de ofrenda, rellenada con los sillares de un muro desmantelado.

En la oblación se registraron un par de cráneos correspondientes a infantes (entre 5 y 7 años al momento de la muerte) y las tres primeras vértebras cervicales, los restos de una mano y de un par de pies. Braseros, cuchillos de sacrificios, huesos de águila, objetos de oro, entre otros materiales, completaban la ofrenda.

 

 

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