Pemex sin dinero

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TERRAZA

Durante los últimos ocho meses, los precios internacionales del petróleo han caído de forma importante debido al incremento de la oferta de crudo en el mercado mundial. Como consecuencia de este fenómeno, la mezcla mexicana de petróleo, que en 2014 se cotizó en un promedio de 86 dólares por barril, llegando incuso a estar por encima de los 100 dólares, ha registrado en 2015, niveles mínimos de 37 dólares.

 

            Esto obligó a la Secretaría de Hacienda a realizar reducciones al gasto público equivalentes a 124 mil millones de pesos, de los cuales 62 mil millones, es decir alrededor del 50%, le fueron recortados a Petróleos Mexicanos.

            En este marco, el Consejo de Administración de Pemex dio a conocer mediante un comunicado publicado el lunes pasado, que los recortes se llevarían a cabo buscando minimizar el efecto en la producción de crudo y gas; minimizar el impacto en la restitución de reservas; mantener la capacidad de suministrar el mercado nacional de petrolíferos; minimizar el impacto en la seguridad y confiabilidad de las instalaciones y con apego a las normas ambientales.

Así mismo la Empresa Productiva del Estado Informó que el Consejo habría solicitado al director general “implementar un esfuerzo importante en bajar el gasto corriente, incluyendo los relativos a recursos humanos y servicios personales, buscando reducir el impacto en los proyectos de inversión productiva de Pemex, tal como lo están haciendo las empresas del sector.”

En términos coloquiales, para sortear momento difícil que atraviesa el sector a nivel internacional, Pemex ha buscado recortar los proyectos que le representan menores beneficios. Por ello, ha decidido suspender la reconfiguración de refinerías y los proyectos de gasolinas y diésel limpios, así como la construcción de plantas transformadoras de Diésel Ultrabajo Azufre en Madero; Minatitlán; Salamanca; Salina Cruz y Tula.

La suspensión de la reconfiguración de refinerías responde a la lógica de que para el Estado mexicano, la importación de la mitad de las gasolinas que se consumen tiene un efecto compensatorio dada la situación actual, ya que el Estado adquiere la gasolina a 9 pesos y la vende a 13.5 pesos. De ahí que la capacidad de refinación sea lo primero sacrificable en un contexto de bajos precios del crudo.

Lamentablemente la situación que enfrenta el mercado internacional de energéticos obligará  a Pemex a recortar su plantilla laboral, ello sin contar la disminución en la producción de empleos que se derivan de los proyectos de inversión. Esto, sin embargo obedece a una lógica de mercado, misma que ha llevado a empresas trasnacionales como Schlumberger, British Petroleum, ConocoPhillips, Baker Hughes y Halliburton a adoptar caminos similares.

Como Empresa Productiva de Estado Pemex está obligada a tomar decisiones en beneficio de su situación financiera y sustentabilidad, la autonomía ganada con la reforma energética significa entre otras cosas que Pemex tiene la posibilidad de adoptar estrategias de negocio pensando en su futuro y bajo una lógica que trascienda el esquema de decisión basado en las finanzas publicas. Lo cual no solo es acertado sino deseable. Las medidas anunciadas recientemente responden a esa lógica y deben de verse a la luz de una situación obligada a la que Pemex busca responder de manera oportuna.