El Gobernador y Yo: Don Jorge Rojo Lugo (Quinta parte)
Mi trabajo en el INJUVE, que el afán innovador de Silvia Hernández transformara en CREA, estuvo muy lejos de ubicarse en grandes instalaciones; como ya se dijo, la creación de organizaciones juveniles, en torno a actividades interinstitucionales de naturaleza social, cultural y deportiva, era prioridad. De esa manera, con un pequeño equipo de trabajo, en la capital del Estado y en la mayor parte de los 84 municipios, nos dimos a la tarea de integrar grupos estructurados bajo los lineamientos que marcaban los programas nacionales de la renovada institución. Recuerdo, por ejemplo, la Tarjeta Plan Joven, que descansaba en una serie de convenios con los comerciantes establecidos, para otorgar al portador, descuentos que iban del 10 al 30 por ciento en la adquisición de diferentes artículos (libros, material escolar, ropa, zapatos, comida, etcétera). Los aparadores, en buena parte de las calles de Pachuca y otras localidades ostentaban, con cierta preferencia, su pertenencia al Plan Joven, lo cual constituía una excelente difusión; lo mismo ocurría con los programas deportivos, el turismo juvenil, las actividades culturales (oratoria, declamación, teatro…).
Dentro de la visión del Gobernador, el Río de las Avenidas, causante de alguna célebre inundación en Pachuca, en realidad, durante nueve meses al año, prácticamente estaba seco, y en los otros tres, el volumen de agua que conducía, podía canalizarse por una zanja lateral, para dejar intacta prácticamente, toda la superficie del lecho pluvial. En estas condiciones, surgió la idea de crear pequeñas canchas deportivas multidisciplinarias, como espacios de esparcimiento para los chavos, de manera paralela, con base en la sociedad de alumnos del Instituto Tecnológico de Pachuca, con Jonaz Reyes Oropeza, Jorge Ávila (El Negro, QEPD), Rigoberto Valencia y muchos más, nos dimos a la tarea de crear la Federación Estatal de Estudiantes Técnicos, que agruparía a muchachos de las escuelas técnicas, industriales y agropecuarias de nivel medio, medio superior y superior en todo el Estado.
El día de inauguración de las canchitas, se contó con la presencia del Presidente de la República, Lic. José López Portillo y del Gobernador Rojo Lugo; todo el cauce del emblemático río se llenó de jóvenes que hacían deporte en los nuevos espacios, un tanto provisionales, pero que durante buen tiempo cumplieron con sus objetivos. Ambos mandatarios se notaban altamente complacidos y, los beneficiarios, también.
Así, con eventos de ciclismo, carreras de antorchas por los barrios altos y actividades que sólo tenían como límite la imaginación, el CREA llenó importantes escenarios en el ámbito juvenil de Hidalgo. Especial mención tengo que hacer de un programa que nació con gran fuerza a nivel nacional: Silvia encargó a su amiga, Lic. María de los Ángeles Nava Rojas, primera titular de una Secretaría de la Mujer, que creara en su Estado (Guerrero) el nuevo Gobernador José Francisco Ruiz Massieu. Para atender la Procuraduría de la Juventud, invité al Lic. Francisco Díaz Arriaga, quien se integró con vigor y convicción.
Silvia Hernández, mujer de altos vuelos, era cordial, pero exigente; en su equipo de trabajo logró integrar a una serie de personajes que lograron, en su tiempo, importantes espacios en la política y en la administración pública de la nación. Por ejemplo, tuve cercana interrelación con: Eduardo Robledo Rincón, después Gobernador de Chiapas y Secretario de la Reforma Agraria; Sandalio Sainz de la Maza, figura destacada en el deporte nacional; Dante Delgado Rannauro, reconocido político; Carlos Cardín, ex Presidente Municipal de Cancún, y Mariano Lemus Gas, entre otros. Con este último compartió un trágico accidente de aviación que no les costó la vida, pero sí una serie de graves y dolorosas quemaduras en toda su epidermis. De manera admirable y valiente, ambos superaron el nefasto acontecimiento y siguieron adelante en sus respectivas carreras. La última noticia que tuve de Mariano, fue saludarlo como Cónsul en Seattle (USA). Lo recuerdo con especial afecto, entre otras cosas, porque me ofreció la Coordinación Nacional de Delegaciones del CREA; importante cargo que no pude aceptar por alguna razón, más allá de mi voluntad.
Como todos sabemos, Silvia fue Secretaria General de la CNOP, Secretaria de Turismo, Senadora de la República y aspirante a gobernar Querétaro, su estado natal. Permítaseme dar un salto cronológico para recordar que me nombró Delegado General del Sector Popular del PRI, en la cercana entidad; no alcanzamos la gubernatura, pero sí un escaño en el Senado; eran otros tiempos.
La inquietud por la política partidista no se había despertado aún en mi tabla de aspiraciones viables; sin embargo, ante la perspectiva del cambio de gobierno, consideré que podrían darme la oportunidad de alcanzar la diputación local por el distrito de Actopan. Concentré mis actividades en el Partido y estuve cerca de lograr mi objetivo. Continué en la Asociación de Delegados Federales que el gran Don Pancho Maldonado presidía, dada su amistad con el Gobernador.
Por esos días, en la vida partidista se manifestaron fenómenos inéditos que mi corta visión no alcanzaba a interpretar. Uno de los personajes más cercanos a los afectos de Rojo Lugo, llegó a presidir el CDE del PRI; con su característica hiperactividad, este político profesional respondía con claridad a las expectativas que de él tenía la opinión pública; por eso extrañó a la clase política su intempestiva salida, para dar paso a un importante actor de los escenarios nacionales. Venía del estado de Morelos, en donde se desempeñaba como delegado General del CEN. Con gran pompa y con un equipo totalmente renovado, con excepciones como Francisco Moreno Baños, Arturo García Belío y otros que se integraron como colaboradores de quien sería también candidato a Diputado Federal por La Huasteca y hombre que dejaría profunda huella en la entidad y en la República: José Antonio Zorrilla Pérez.
Uno de los puntos culminantes de mi relación con el Lic. Rojo Lugo, se dio cuando faltaban pocos días para que concluyera su mandato. Mi amigo, Venancio Contreras Plata, su Secretario Privado, me habló y, de manera intempestiva, me dijo: “Tienes veinticuatro horas para reunir toda la documentación necesaria. El Señor decidió nombrarte Notario Público número uno, en el Distrito Judicial de Zimapán; ponte en contacto con el Presidente Municipal y con Don César Sánchez Lozano”. Seguí las instrucciones al pie de la letra; las formalidades jurídicas y administrativas se cubrieron en tiempo y forma; de igual manera, lo referente a las relaciones políticas: Don César Sánchez, siempre caballeroso y con gran sentido de la amistad, me apoyó sin reservas; lo mismo sucedió con el Presidente Municipal “El Cachis”, Alfonso González Cruz (QEPD), con quien cultivamos, hasta su muerte, un vínculo de afecto fraternal.
En esos días, las funciones notariales, por ministerio de ley, estaban asignadas al Juzgado de Primera Instancia; la gente no estaba acostumbrada a recurrir a un Notario. Costó trabajo el arranque pero, esa es otra historia.
Estoy seguro que la verdadera relación que se da con un gran político, no termina con la conclusión de su mandato; el verdadero sentido de pertenencia se fundamenta en actos de gratitud que perduran por toda la vida y que se hacen extensivos a la familia; así, mi relación con el Jefe Rojo no se acabó cuando depositamos en Huichapan sus restos mortales. Sobrevive en las personas de sus hijos Jorge, José Antonio y de quien fuera la compañera de su vida, Doña Silvia García de Alba de Rojo Lugo.
Él me comentaba: “Yo recibí un estado áspero, confrontado, dividido… aún en los municipios y comunidades más apartados. Entregué un Hidalgo liso, terso, sin graves problemas de gobernabilidad”.
La obra política de Don Jorge es reconocida por propios y ajenos; tan es así que su poder se extendió en el tiempo y a la fecha, no se ve, se siente. Debo decir, sin temor a equivocarme que, en mi generación, varias anteriores y algunas posteriores, difícilmente se encuentra persona o grupo que no haya obtenido una gracia o un apoyo de ese hombre generoso.