Agregando ingredientes a la próxima gran guerra
- El presidente ruso dice que seguirá bombardeando en Siria hasta castigar a los responsables del atentado en el Sinaí
La ayuda de Irán y Rusia ha permitido al régimen de Damasco recuperar terreno frente a los rebeldes y yihadistas que lo combaten. Sin embargo, no es tanto una alianza como un pacto de conveniencia. Más allá del recelo histórico por el apoyo que la entonces Unión Soviética prestó a Irak en su guerra contra la República Islámica (1980-1988), difieren tanto en sus intereses geográficos como en su estrategia
Los esfuerzos diplomáticos para frenar la guerra en Siria se intensificaron ayer con la visita del presidente ruso, Vladímir Putin, a Teherán, y del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, a Abu Dhabi. Putin, que ha fue recibido por el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, espera su apoyo a la coalición internacional contra el Estado Islámico (ISIS) que promueve Moscú para salvar a Bachar el Asad, al que ambos respaldan. Mientras, al otro lado del golfo Pérsico, Arabia Saudí trata de reunir una conferencia de opositores sirios que constituyan una alternativa al dictador.
Putin y Jamenei han coincidido en que “las potencias globales no pueden imponer su voluntad política sobre Siria”, según fuentes rusas citadas por los medios iraníes. “Cualquier solución para Siria debe ser conocida y acordada por los sirios”, ha reiterado el líder iraní, de acuerdo a un resumen difundido a través de su cuenta Twitter. También ha subrayado que “el presidente sirio fue elegido” y que EE UU, a quien ha acusado “intentar dominar Siria y toda la región”, no puede ignorar el voto de la población.
Por su parte, el presidente ruso, que ha viajado a Teherán para participar en el III Foro de los Países Exportadores de Gas, ha declarado más tarde que los bombardeos de su país en Siria durarán “lo que sea necesario para castigar a los responsables del atentado” contra el avión derribado el mes pasado sobre el Sinaí (Egipto) y en el que murieron 224 personas.