LAGUNA DE VOCES

El espectáculo del poder que hace olvidar la realidad

Por unos días olvidamos que estamos en medio de una guerra en la que vemos caer a diestra y siniestra a quienes nos adelantamos a señalar como responsables de su destino por no cuidarse, por andar ahí en los centros comerciales, en reuniones y festejos cuando el enemigo invisible ataca sin piedad al que se descuida, y de un día para otro le apaga la luz de la vida. Por unos días con esto de la lucha por el poder en la más fundamental de sus presentaciones que son los ayuntamientos, nos distrajo del conteo diario de difuntos, las comparaciones con otros países, y la certeza de que es una historia que a lo mejor nunca termina si vemos que en Europa van de regreso al enclaustramiento y los cierres de todo lo que implique contacto de un ser humano con otro.

Como nunca la política defendió su carácter de espectáculo que distrae, que divierte, que despierta las más bajas pasiones en los que quieren pelea con su propia familia por apoyar al otro para la presidencia municipal, y el otro es por lo tanto el enemigo, y quien lo apoye se transforma en lo mismo. Gran despliegue de trapecistas, payasos, prestidigitadores, mujeres que sombrean su figura con cuchillos lanzados por un acróbata de la muerte.

Nos olvidamos un rato que la muerte ronda por todos lados, que con todo y que algunos contagiados se recuperan y hasta parecen quedar mejor que antes, la realidad es que nadie sabe, nadie supo, cómo es posible que otros a las 48 horas ya salen en bolsa de difunto del hospital y son cremados y esparcidas sus cenizas para que nadie los despida con un apretón de manos.

Bien que así haya sido. Bien que todavía puedan durar semanas los reclamos ante los tribunales de los que perdieron y consideran que no fue así, que fueron despojados de la victoria. Bien que esto se prolongue el tiempo que sea necesario, porque hace falta olvidar que somos tan endebles, frágiles como una vara quebrada por el viento. Hace falta olvidar que un tiro mal dirigido nos puede pegar en la cabeza y dejarnos con los ojos abiertos y los pulmones cerrados.

Además que si el PRI regresa de la tumba, en una de esas muchos de los que fueron despedidos con adioses de eternidad, un día cualquiera reaparecen en la puerta de la casa y con respiraciones profundas cual atletas que regresan de un maratón, nos confiesan que fue una farsa, que nunca se murieron, que a lo mucho se hicieron los muertitos para que el más zoquete en esto de las apariencias se lo creyera.

Un rato, unos días en que el poder, el divino poder nos llevó a pensar que usábamos el cubre bocas por quién sabe qué rara costumbre.

Pero ya pasó.

El tiempo es así.

Y regresamos a la historia de hace casi un año que se asoma a la vuelta de la esquina, en que el virus que traba pulmones y respiraciones empieza a creerse eterno, a que se va a quedar entre nosotros.

Un respiro, eso es, un respiro fueron estos días del gran espectáculo de la lucha por el poder, tan efímero, tan ligero en vida ante la de huesos blancos y sonrisa de calavera.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta

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