
Juicio amañado
En una de las salas de la Cineteca Nacional se ha estrenado la interesante producción de Netflix, El juicio de los siete de Chicago de Aaron Sorkin.
Este apreciado guionista se ha pasado del otro lado de la cámara por segunda vez para dar a conocer el vergonzoso juicio que emprendió la administración Nixon contra siete activistas a los que responsabilizaba de una serie de disturbios durante la Convención Demócrata de 1968.
Tom Hayden (Eddie Redmayne), Rennie Davis (Alex Sharp), Abbie Hoffman (Sacha Baron Cohen), Jerry Rubin (Jeremy Strong) y David Dellinger (John Carroll Lynch), están en la mira del gobierno, pese a que el fiscal saliente Ramsey Clark (Michael Keaton) no encontró elementos para su condena.
Algo semejante ocurre con el activista de color, Bobby Seale (Yahya Abdul Matten II), quien aunque solamente estuvo cuatro horas en Chicago antes de los disturbios es acusado por el fiscal Richard Shultz (Joseph Gordon Levitt) con la complacencia de un juez racista y obtuso. Julius Hoffman (un espléndido Frank Langella) que sabotea todos los esfuerzos del abogado defensor William Kunstler (Mark Rylance, notable).
El apreciable guionista de Red social, El juego de la fortuna, que había debutado con La apuesta maestra, se revela como un espléndido director de actores. El multifacético reparto está muy bien, y ninguno de los actores cae en la caricatura, desde el oscareado británico Redmayne hasta el histriónico intérprete de Borat.
Aunque la acción ocurre mayormente en un juzgado, la edición de Alan Baumgarten es muy dinámica.
The trial of the Chicago 7 resulta pues un filme muy recomendable y es desde ahora uno de los favoritos para el Oscar.