CON EL RELOJ BIEN PUESTO
Quien manda y ejerce el poder, en nombre del pueblo que así lo decide con su voto, debe tener el mejor reloj de todos para saber tomar decisiones a tiempo, para que sean en beneficio de los que representa.
Si el reloj se adelanta no sirve y menos uno que se atrase, porque lo que se decida pierde su valor para la gente.
Ejercer el poder es actuar y decidir cuando debe ser y en ocasiones hasta con la ayuda de un reloj del futuro, que permita adelantarse a las circunstancias.
En todo esto cuentan, y mucho, los colaboradores de los hombres de poder, porque un buen equipo es garantía de que se decidirá a tiempo y bien.
Por lo que se ve, el reloj del gobernador Fayad es muy bueno.
Sobre todo en el caso de la pandemia, donde no se podía actuar fuera de lo que marcaba el reloj de las decisiones.
Para empezar, debió actuar el reloj del futuro con medidas preventivas para una pandemia, que no había llegado pero que iba llegar por su carácter de pandemia.
Y se actuó bien, porque se inició la instalación de un hospital inflable puesto en marcha antes de que llegara el virus al estado. Después no se puede negar que las medidas tomadas reflejan un buen trabajo para enfrentar la pandemia.
Se debe destacar lo oportuno de medidas para frenar los contagios, como las muy conocidas de lavado de manos, confinamiento, uso de gel y el Hoy No Circula, que muchos grillos supuestamente para defender al pueblo rechazaron de manera irresponsable, incluso con actos de violencia o con la presencia del diputado Fernández Noroña que le gustó el estado, para repetir su presencia en las campañas donde ha cosechado huevazos de quienes no lo aceptan.
Por lo que se ve, las medidas fueron tomadas con el reloj de la responsabilidad y ahora que las cosas van cambiando, se reducen y ya no son tan severas en el hoy no circula.
Las decisiones deben ser cuando hacen falta, porque en otra hora no sirven.
Y se ve que el reloj del gobernador con el de sus colaboradores en la misma hora es muy bueno.
Los hechos así lo dicen.
No faltan los que quieren desajustar este reloj, o piensan que tienen uno igual, y exigen trato de pares porque se marean en el ladrillo en el que los subió su patrón.
Pero el reloj es implacable y parece que otro reloj terrible, el de la justicia, está en marcha y ese nadie lo para.
Se oye su tic tac, y no los dejará dormir.