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PEDAZOS DE VIDA

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Las gallinas 

Esta mañana las nubes flotan por las calles del pueblo, el sol no da señas de querer asomarse y el humo se confunde con la niebla y  con el olor de las tortillas recién hechas. El café también tiene su protagonismo en la fiesta de olores a pueblo, vigas viejas, estiércol y vegetación. En una olla de barro, hierve acompañado del piloncillo y su raja de canela. En breve se servirá en un jarro para acompañar el taco de frijoles con huevo que se termina de cocer en el fogón. 

A momentos los perros ladran en las calles de piedras pulidas por la humedad, los fantasmas se han apoderado de afuera, no hay mucha señal de gente, solo se miran  los que van a trabajar y los que vienen de regreso, los que van de paso son anunciados por los perros. Llevamos más de dos meses así, desde la muerte de don Rogaciano el miedo se nos metió hasta los huesos.

Dicen que no fue por el virus, pero doña Catalina, la rezandera, y el Lupito también cayeron enfermos, luego fue  Gonzalo y la Chuy, y aunque ninguno se muere todavía, sabemos que están en la misma agonía en la que estuvo don Roga, seguro que él fue el que hizo la contagiadera, quién más… 

Mi má, dice que no debemos abrir la puerta, mi sólo sale tres veces por semana y antes de entrar se debe bañar, evita hablar con nosotros, y mi le sirve de comer en otra mesa. Llevan días que no duermen juntos, mi duerme en una esquina, lejos de nosotros y un poco más cerca del fogón. No sabemos cuánto va durar esto. Anoche un borracho iba tosiendo en la calle y eso nos dio mucho miedo. 

El padrecito de la iglesia, dicen que también está enfermo, pero la verdad no sabemos, la iglesia ha estado cerrada estos días. Yo creo que Dios ya se olvidó de este pueblo, ya no le llevamos flores a la virgencita y a veces ni rezamos aquí. No se ve para cuando, hoy hay café y frijoles con huevo, esperemos que las gallinas sigan viviendo sino quién sabe qué vamos a hacer…