La historia de Margarita
Aunque ya lleva dos meses viviendo con Eduardo, aún no alcanza a comprender lo que ha pasado; basta mirar sus ojos vivos para corroborar un intenso sufrimiento, un dolor callado y un enorme rencor a mucha gente. Mago tiene solo 14 años de edad, cursaba el segundo año de secundaria, y cuando habla de su escuela sus ojos se achispan, su boca sonríe dejando ver unos dientes blancos, habla rápido, enumera a sus amigas y con orgullos cuenta acerca de sus muy buenas calificaciones. Sin embargo, rápido cae en la cuenta de que la escuela se ha terminado para siempre.
Margarita vive en un pueblo a una hora de distancia de la ciudad, y todos los días viajaba junto con otros chavos de su edad, pero por esas cosas del amor conoció al cobrador del autobús, (precisamente Eduardo, originario del mismo pueblo), y aunque nunca se dijeron las promesas de novios, solían platicar muy a gusto, y ser la burla de los demás que con risas les decían: “ya son novios”.
Por esas cosas que la ignorancia y el ser adolescentes dictan, una tarde de mayo llegó tarde a la terminal y el último carro ya había salido, sintió mucha pena en molestar a alguna amiga para pedir posada, y así sentada en la terminal dejó pasar las horas de la noche. Y como la vida es una gran novela, Eduardo tampoco llegó a su pueblo esa noche por estar en otra corrida más lejana, asumiendo los padres de Mago que ya habían huido los enamorados. Su madre nunca le creyó su historia y exhibiendo su derecho de padre ofendido, Don Juan (padre de Mago) exigió a la familia de Eduardo un matrimonio pronto, no iban a ser el “hazme reír” del pueblo.
Eduardo tiene 20 años de edad y de verdad quiere a Margarita, pero no había planeado una boda tan pronta. Ella está triste y aunque en estos últimos dos meses ha dormido con su “esposo”, no ha permitido, no ha aceptado ningún encuentro sexual.
Su madre no atina a entender lo que hicieron, pero se consuela con saber que en el pueblo no hablarán de su hija, y que ya con el tiempo las cosas pasarán.
Cuando creemos que los tiempos modernos ya no aceptan estas historias, cuando creemos que solo son del recuerdo, la historia de Margarita es viva y actual, y hoy mismo cómo quisiera regresar el tiempo y volver a soñar con su escuela, porque siente que lo que sus padres y la vida le ofrecen no es lo correcto. Solo tienen 14 años.
El México actual, ya más cosmopolita, de más ciudades y de mucha información por la televisión, no deja de ser un conglomerado donde la lucha por los géneros es terrible y arcaica. Los miedos a hablar acerca de la sexualidad, y la terrible “vergüenza” por los rumores y chismes de las comunidades, están haciendo todavía en estos tiempos desdichadas a muchas mujeres como Mago, que ha pensado en dejar su casa, en dejar su pueblo y caminar por el mundo, donde seguramente encontrará otra cárcel, otro centro de oprobio y de desdicha.
¿Realmente se ha avanzado en la equidad de los géneros?
La manipulación de la mujer desde siempre, el sustentar su valía en una virginidad que bien valdría la pena construir un monumento para el olvido, sigue siendo la piedra de toque, lo ultra-supra-valioso para mucha gente, y si creemos que solo se trata de hechos que suceden en los pueblos como el de Mago, estaríamos aceptando una gran mentira. El Machismo, aunque disecciona a la mujer, se levanta en todos los medios y en todos los niveles, siendo por lo pronto un dolor que no termina desde hace muchos años.
Margarita se fue de su casa, no aguantó más el vivir un rol que le repugnaba, pero sobre todo no toleró más ser castigada y señalada de algo que nunca pasó, y que además no está dispuesta a que suceda.
Una mañana con un poco de dinero que obtuvo de su casa, y mirando a su madre afanada con sus hermanos pequeños salió para siempre de su hogar; a Eduardo no tenía por qué mostrarle su dolor, pero ella, su madre, finalmente no hacía otra cosa que no fuera la decisión de su padre, y el orgullo que pudo ser mancillado por su conducta. Sintió lástima y dolor por su madre.
Mago se fue para Estados Unidos, una amiga le aconsejó que posiblemente allí encontraría trabajo y sobre todo podría seguir estudiando su secundaria; una nueva luz de sueños le revoloteó en su cara, y aunque poca idea tenía de su travesía, una esperanza de una chica adolescente empezó a crecer en su alma.
No sabemos qué pasó con Mago en su intento, pero sí sabemos el terrible daño que todavía se genera contra la mujer, contra ese grupo de seres vivos que son víctimas de la ignorancia y la intolerancia. Hoy más que nunca hace falta gritar a los cuatro vientos que es necesaria y urgente una genuina y real educación de la sexualidad, que dejemos a un lado las actitudes farisaicas, falsas y de doble moral que por tantos años nos han hecho tanto daño, y abramos los caminos de una convivencia armónica.
Margarita, aún a riesgo de su vida, acaricia una nueva oportunidad, imagina logros en esa tierra que dicen es de los grandes sueños: Estados Unidos, y que bien sabemos que con Trump puede convertirse solo en una fantasía.
Margarita: ojalá que la vida te sea leve.