Ley Fayad, una regresión fracasada

Conciencia Ciudadana

A nuestro juicio, las razones del fracaso del senador Fayad en su intento por lograr una ley como la que presentó en el Senado van más de lo dicho por Forbes.   Teóricamente, podía haberla sacado adelante, porque además del evidente origen presidencial de su iniciativa, Fayad forma parte de la fracción mayoritaria de esa Cámara.

 

A pesar de lo que lo tratamos de entender, no logramos alcanzar a comprender totalmente lo que el senador Omar Fayad intentó al presentar una absurda iniciativa ley a la que de inmediato se bautizó con su apellido como la “Ley Fayad”, la que el legislador justificó como una respuesta a la necesidad de normar las opiniones en las redes sociales que, a juicio del senador -paisano nuestro y frecuente usuario de este noticiero-, deben someterse a un riguroso control público, a fin de impedir que las expresiones de los llamados cibernautas rebase los marcos de permisividad que el legislador considera pertinentes. Sólo que los criterios para calificar dichos comportamientos en la iniciativa de la Ley Fayad son a tal punto violatorios de los derechos y garantías individuales aún vigentes en la Constitución General de la República y fue tal el desaseo en la redacción de la iniciativa, que de inmediato logró lo que se había propuesto: unir a todas las voces de la sociedad, solo que no ha su favor sino en su contra, parando en seco la posibilidad de que el Senado pueda aprobarla, por lo que el senador Fayad se vio obligado a retirarla.

“Forbes”, una revista que consulta ahora la clase política porque representa el balcón ideal para el glamuroso mundo del poder y el dinero al que muchos de sus miembros sueñan con integrarse, señaló cinco causas del fracaso de la ahora famosa Ley Fayad: 1.- Mala redacción y ambigüedad: “Resulta sorprendente que una ley tan ambiciosa y que pudo sentar precedente tuviera tantas ambigüedades, aunado a esto una redacción deficiente; 2.-Percepción errónea del Internet: “Antes de ser una especie de mercado digital, la web es un espacio de interacción social…[pero] ni internet ni las redes son medios de comunicación masiva, no están obligados a decir la verdad, ni a seguir códigos de ética, porque su principio básico es la libertad” 3.-Derechos de los internautas; “La propuesta de ley…en ningún momento explica cuáles son los derechos de los internautas, ni qué institución vigilará que se respeten”; 4.- Prevención antes que punición: “la ley habla de prevenir y sancionar delitos informáticos pero ¿y la prevención? ¿No sería mejor educar que castigar? y, 5.-Uso de datos personales: “La propuesta de ley era tan restrictiva, que el uso de datos personales, con el fin que fuera, sería severamente castigado”. FORBES, Robb report http://www.forbes.com.mx/los-5-errores-la-fallida-ley-fayad/

A nuestro juicio, las razones del fracaso del senador Fayad en su intento por lograr una ley como la que presentó en el Senado van más de lo dicho por Forbes.  Teóricamente, podía haberla sacado adelante, porque además del evidente origen presidencial de su iniciativa, Fayad forma parte de la fracción mayoritaria de esa Cámara y podía esperar el apoyo de los integrantes de otras fracciones dispuestos a apoyar toda propuesta que huela a Los Pinos. Omar Fayad sabía también, sin duda alguna, que la identificación con su manera de pensar le atraería simpatías; pues no son pocos los senadores de todos los partidos que comparten con el senador hidalguense su decisión de utilizar la mano dura, con tal de imponer el Nuevo Orden Legal requerido por las reformas peñanietistas; actitud contradictoria con la vocación democrática con la que a diario se persignan, pero cuyas iniciativas y actitudes se encargan de corroborar en los hechos.

A nuestro criterio, existe sin embargo un punto ciego en esta apreciación que les impide comprender la resistencia cada vez mayor a sus reformas y que terminó por reventar, para su infortunio, en las manos de Fayad; pues si lo que se quiere lograr es que la ciudadanía siga acatando los actos de autoridad por miedo a ser reprimida, vigilada o castigada por un estado incapaz de administrar justicia, amén de represivo y corrupto, la estrategia ha llegado a su fin; y la oposición casi unánime de la opinión pública frente a la Ley Fayad es una muestra patente de que va venciendo al miedo con que se le intenta imponerle esa clase de medidas, dando a entender que, por mucho que sea su aguante, no está dispuesta a renunciar a ciertos derechos adquiridos con el desarrollo histórico y tecnológico de nuestra época y no por la benevolencia de sus gobernantes.

Quince años de ausencia en la dirección del país debía haber enseñado a la clase política priísta que los tiempos del estado autoritario están por concluir, y que una regresión de la magnitud intentada con iniciativas como la Ley Fayad están fuera de tiempo, lugar y circunstancias; y que si se empeña en remar contra la corriente, la realidad terminará por darle la respuesta. El valiente dura hasta que el cobarde quiere.

Enhorabuena para la conciencia ciudadana, y esperamos que el senador Fayad haya aprendido la lección. Y RECORDAMOS HOY NUEVAMENTE QUE VIVOS SE LOS LLEVARON Y VIVOS LOS QUEREMOS YA.

 

 

 

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