YA SE LO HABÍAMOS DICHO.- El pasado día 27 de agosto publicamos en este mismo espacio lo siguiente: “EN MANOS DE LA FGR LA “CUENTA SUIZA”.- Por lo menos tres versiones coinciden en señalar que el caso de la “Cuenta Suiza” y los casi tres mil 314 millones de pesos, está por resolverse luego que desde hace casi dos meses se encuentra en manos de la Fiscalía General de la República, instancia a la que fue turnado el asunto por la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, luego que no encontró pruebas suficientes que justificaran tal cantidad de dinero a nombre del Patronato Universitario de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. De acuerdo a estas versiones, la FGR actuará conforme a los procedimientos legales existentes, por lo que podría solicitar no una sino varias órdenes de aprehensión en cualquier momento, lo que pudiera venir a amargar la fiesta en la imposición de candidatos dentro de Morena que traía el Grupo Universidad. A ver qué pasa.” Y pues sí, ya pasó.
TODAVÍA, CONTROL ABSOLUTO DE LA UAEH.- A unas horas que el máximo líder del Grupo Universidad, Gerardo Sosa Castelán, pisó suelo del penal de alta seguridad del Altiplano, finalmente el encargado de la rectoría, Adolfo Pontigo Loyola, pudo reaccionar y emitir un comunicado dictado por quien desde hoy cumple de facto el papel de Presidente Emergente del Patronato Universitario, y por lo tanto mantiene el control absoluto de la Universidad Autónoma del Estado, Agustín Sosa Castelán, hasta el día de ayer, Secretario General de la institución educativa, quien habría recibido instrucciones directamente de su hermano para evitar, “cueste lo que cueste”, la caída de su imperio económico con base en el Patronato, que incluye no sólo los bienes inmuebles, sino la propia UAEH. Pontigo Loyola simplemente se mantendrá en su papel de hacerse pasar por titular de la rectoría.
DETENCIÓN ANUNCIADA, SOBERBIA EXAGERADA.- Para abogados consultados sobre la situación de Gerardo Sosa en lo jurídico es poco menos que desoladora, de tal modo que solo un perdón presidencial le permitiría salir de la cárcel en los siguientes seis días o en un año. Es lógico que ahora tendrá que sentarse a negociar su eventual libertad, y en ese sentido su salida de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo junto con toda su corte de funcionarios y funcionarias. Vaya pues, canjear ser libre de nueva cuenta por un reino que creyó eterno, y que se apresuraba para heredar a su hermano Agustín. Por muchas razones el cacicazgo ejercido durante más de 34 años llega a su fin, cualquiera que sea el desenlace, además de perder de manera definitiva la posibilidad de buscar la gubernatura de Hidalgo. Y a todo lo anterior, nadie entiende cómo es posible que sabedor de que existía una orden de aprehensión en su contra, decidió andar por la calle con total despreocupación. ¿La razón? La soberbia y la impunidad que siempre había gozado.
¿QUÉ VIENE?.- Sin duda días confusos y puede que convulsos. Sin embargo descabezado el reino y solo con lacayos al frente de una institución, acostumbrados también a recibir órdenes y nunca actuar por voluntad propia, es muy difícil que a larga distancia Sosa Castelán logre mantener su poder al interior de la UAEH, con todo y que en el sexenio de Lugo Verduzco lo pudo hacer exiliado en los Estados Unidos. Sin embargo, son otros tiempos, y el hartazgo real entre la comunidad universitaria, la mayor parte de la cual simplemente no quiere saber nada del hombre que controlaba todo en la universidad, llevará por necesidad a un cambio de raíz. Porque la realidad, la cruda realidad, es que estamos ante el caso de un líder temido en todo el sentido de la palabra, y muy poco amado, de no ser por quienes ayer mismo anunciaron que seguirían a su lado pasara lo que pasara, ya que eso les había enseñado. Un fin anunciado.
Aviso para que no digan: Esa columna se nutre de comentarios recabados en agencias del Recontra-Espionaje, muy similares a las que popularizó el “Súper Agente 86” en sus tiempos. Como tal, usted está en libertad de creer o no lo que lee, recontra-enojarse, recontra-carcajearse y hasta recontra-recordarnos a nuestra jefecita (nosotros recontra-hacemos lo propio). Avisado está usted.
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