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RETRATOS HABLADOS

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Morena-Hidalgo, hacer una purga o morir

Creada apenas el 2 de octubre de 2011, la Asociación Civil Movimiento de Regeneración Nacional (Morena),  obtuvo su registro ante el Instituto Nacional Electoral, el 9 de julio de 2014 y el 1 de julio de 2018 su principal impulsor, Andrés Manuel López Obrador, ganó la Presidencia de la República, cargo en el que cumplirá dos años el próximo 1 de diciembre.

Lo meteórica de su existencia como instituto político, pero sobre todo sus triunfos, hoy mismo parecen haberse convertido en su peor maldición al no haber logrado consolidarse como un partido con capacidad para navegar en las aguas procelosas de la política, sin subir a su embarcación a los peores exponentes del antiguo priísmo, que hoy mismo exigen el pago de sus “contribuciones” con cargos públicos que van desde diputaciones, senadurías y presidencias municipales.

El caso más visible es el del Estado de Hidalgo, donde Morena prácticamente no existe, y sí en cambio personajes extraídos, algunos, de las peores páginas de la política hidalguense, que en estos momentos escenifican furibundos ataques en contra de la que llaman una “imposición” que no están dispuestos a permitir “porque traicionaría nuestra esencia”.

Toda esta andanada de señalamientos es en contra de uno de los personajes más respetados de la izquierda en Hidalgo, el doctor Pablo Vargas González, quien realizó estudios de doctorado en el Instituto Ortega y Gasset, de España, así como de post doctorado. Su preparación académica no está a discusión, y hoy mismo es candidato morenista a la alcaldía de Pachuca.

Sin embargo la que debería ser una nominación que cimentara el prestigio y personalidad de Morena en la entidad, se ha convertido en una fiera pelea por parte de ex priístas, ex perredistas, ex panistas, ex de todo, menos militantes del partido del Presidente de la República, que de buenas a primeras aparecieron convertidos en impulsores de la izquierda en la entidad, compañeros de luchas obreras y campesinas, y todo aquello que pudiera agenciarles el visto bueno para esta nueva faceta asumida de la noche a la mañana. Quizá el único que posee un historial real de lucha política, si no en la izquierda sí anti priísta, es Navor Rojas.

Lo más grave del asunto es que Vargas González  libra una lucha sin el apoyo real de la dirigencia local morenista, por la simple y sencilla razón de que ésta no existe, o la que hay rinde absoluta pleitesía al Grupo Universidad, que lidera el Presidente del Patronato Universitario, Gerardo Sosa.

No hay rumbo, y mucho menos capacidad de apoyo a un aspirante surgido de las luchas de izquierda en Hidalgo, y por el contrario a estas alturas resulta que los ex priístas y ex panistas más ligados a cuadros mafiosos del tricolor, como Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, parecen haber tomado el mando en la embarcación morenista.

La crisis de los partidos políticos, viejos y nuevos, parece conducir irremediablemente a la pérdida absoluta de confianza por parte del ciudadano en esta vía de cambio pacífica, en una nación que hoy por hoy descubre que puede hartarse de esta historia de todos conocida, pero lo más grave: sin contar con una opción nueva.

Por muchas razones Morena debe hacer una purga completa en sus cuadros directivos en la entidad hidalguense, porque sería absurdo que los más tenebrosos representantes del Revolucionario Institucional, acabaran por quitar del camino a un digno representante de la izquierda hidalguense, como siempre lo ha sido el doctor Pablo Vargas.

Estaremos atentos.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta