La visita del presidente Raúl Castro a México

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha confirmado la visita de Estado del presidente de Cuba, Raúl Castro, del 5 al 7 de noviembre próximo. Se trata de una de las visitas más esperadas durante los últimos años, luego del enfriamiento de las relaciones históricas entre Cuba y México, debido a la torpeza con que fueron conducidas durante el gobierno del presidente Vicente Fox.

 

 

En el sexenio del presidente Felipe Calderón, el Subsecretario para América Latina y el Caribe, Géronimo Gutiérrez Fernández, hoy Director General del Banco de Desarrollo de América del Norte, apoyado en el embajador José Ignacio Piña Rojas, quien había sido embajador de México en Cuba de 2005 al 2007, y entonces Director General para América Latina y el Caribe en la Cancillería, actualmente embajador de México en Panamá, propició un acercamiento entre los dos países.

 

Este gesto de parte de México, despertó la simpatía y la confianza de la Cancillería cubana hacía el Subsecretario, lamentando su salida en 2009 sin haber logrado concretar la visita del presidente Raúl Castro para relanzar unas relaciones que durante años fueron ejemplares: Sin embargo, gracias a ese acercamiento, en 2012 el presidente Felipe Calderón visitó la Habana para reencausar las relaciones históricas entre ambos países.

 

Han pasado 15 años desde que éstas relaciones históricas se vieron afectadas con la llegada del presidente Vicente Fox en el año 2000, quien priorizó las relaciones con los Estados Unidos sobre las que mantenía México con los países latinoamericanos y caribeños. El viraje de la política exterior mexicana hacia Cuba se puso de manifiesto el 18 de abril en Ginebra, Suiza, cuando al votar el caso de Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), México se abstuvo.

 

Una política exterior manejada de manera impecable durante años, capaz de convertirse en una “cortina de hierro” para ocultar la realidad nacional y proyectar la imagen de un país democrático y en pleno desarrollo, que había comenzado a agrietarse con el surgimiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas en 1994, en la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, realizaba en marzo de 2002 en Monterrey, Nuevo León, empezó a desmoronarse cuando el presidente Vicente Fox le dijo al presidente de Cuba, Fidel Castro, “comes y te vas”, para evitar que su presencia incomodara al presidente de los Estados Unidos, George W. Bush.

 

Luego, es resquebrajamiento de la política exterior mexicana fue mayor en noviembre de 2005, en la IV Cumbre de las Américas realizada en Mar del Plata, Argentina, donde el presidente Vicente Fox hizo todo lo posible para convencer a los jefes de Estado y de Gobierno de la importancia de aprobar la creación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), la cual promovía junto a George W. Bush, tensionando las relaciones de México con Argentina, Venezuela, Brasil y Bolivia.

 

En particular, con el país anfitrión las cosas no marcharon bien para México. Después que Fox criticara a Néstor Kirchner por negarse a discutir este tema que no formaba parte de la agenda de la Cumbre, provocando que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dijera: “Da tristeza el entreguismo del presidente Fox; da verdaderamente tristeza, qué triste cómo un presidente puede prestarse para ser un cachorro del imperio…”, planteó.

 

Luego, el presidente Kirchner respondió a las criticas de Fox precisando que “El presidente Fox que se ocupe de México, a mí me votaron los argentinos y yo me voy a ocupar de defender a los argentinos como corresponde,…defendiendo los intereses del país en las reuniones internacionales…”, subrayó el presiente. Posteriormente, el presidente Chávez señalaría que “El ALCA trae veneno, es una propuesta imperialista, anexionista y fundamentalista, si no estás con el ALCA estás contra mí”, planteaba, refiriéndose a la posición asumida por el presidente Fox.

 

Diez años después, la política exterior mexicana marcha por mejor camino, aunque con una enorme herencia que la comprometió más con los proyectos integracionistas que promueven los Estados Unidos y sus aliados, como el América, como la Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y la Alianza del Pacifico, obstruyendo su acercamiento y trabajo por la integración con los países latinoamericanos.

 

Después de la llegada al poder del presidente Enrique Peña Nieto en 2012, el reacomodo de las relaciones entre Cuba y México ha continuado; pasando por la condonación del 70% de la deuda, unos 500 millones de dólares, que era uno de los reclamos que se hacían a Cuba al interior de la Cancillería, hasta la visita a la mayor de las Antillas del presidente Enrique Peña Nieto en enero de 2014, en el marco de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), efectuada en La Habana.

 

Ahora el sello de las relaciones entre Cuba y México se producirá con la primer visita de Estado que realizará el presiente Raúl Casto a México, después que asumiera la presidencia en 2006; la cual tendrá como sede la ciudad de Mérida, Yucatán, donde aprovecharán para revisar los temas bilaterales entre ambos países y los temas políticos, económicos y de cooperación regionales; como lo señala la Cancillería, “En el marco de una relación que es entrañable para ambos países y que atraviesa por una excelente etapa tras el relanzamiento que iniciaron los dos gobiernos en noviembre de 2013”.

 

La Cancillería mexicana ha recordado que México y Cuba mantienen relaciones diplomáticas ininterrumpidas desde hace 113 años y, además, que México es actualmente el tercer socio comercial de La Habana; recordando que desde el relanzamiento de las relaciones se ha fortalecido el marco jurídico bilateral con la firma de nueve acuerdos en diversas materias, lo que ha permitido que se hayan desarrollado más de 30 nuevos proyectos de inversión mexicana en Cuba, que han estado complementados con las recientes reformas en materia de inversión extranjera en la isla.

 

La SRE, ha informado que ambos países están impulsando nuevos acuerdos, como la ampliación de la línea de crédito para mayor comercio e inversión; ampliación del Convenio de Complementación Económica (ACE.51); la Carta de intención para la cooperación bilateral; el Tratado sobre extradición y el de asistencia jurídica mutua en materia penal; el Acuerdo de Cooperación en Materia Turística; el acuerdo sobre reconocimiento y revalidación mutua de títulos, diplomas y estudios de educación superior, así como un memorando de entendimiento en materia de medio ambiente y recursos naturales, suscritos en noviembre de 2013 por el ministro de asuntos exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, y los secretarios de Hacienda, Luis Videgaray y de Relaciones Exteriores de México, José Antonio Meade.

 

Sin duda se trata de una visita de Estado dirigida a cerrar las heridas abiertas en 2002, por una errática política exterior que violó la doctrina Estrada, columna vertebral de la política exterior mexicana; se trata de un momento cumbre para reposicionar la política exterior de México, para poner las relaciones entre Cuba y México donde siempre estuvieron, en un máximo nivel de entendimiento y cordialidad, en un momento clave, pues no olvidemos que pronto miles de empresas estadounidenses estarán explorando en Cuba oportunidades de negocios, en el marco del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos, y seguramente, el fil del bloqueo. Esperemos que las relaciones entre México y Cuba, nunca más se vena empañadas por caprichos o desatinos de un presidente o un canciller, que no entienda que “Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, como lo señalara el presidente Benito Juárez.

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