UN INFIERNO BONITO

“EL MAMILAS”

Después  de descansar el domingo, regresaron crudos a trabajar, dos amigos que siempre andaban juntos, decían que eran hermanos, porque los dos eran hijos de la chingada, trabajaban  en la mina de Santa Ana a 480 de profundidad, tenían como jefe a un contratista que era muy barbero con los ingenieros, le decían “El Bandolón”

  • ¡Órale güeyes, vamos a poner una alcancía, nos urge!

“El Mamilas” le contestó: 

  •  ¡Nosotros no somos ademadores!

¡Le dijo “El Bandolón”:

  • ¡Es fácil, hasta mi vieja lo haría!
  • ¡Mañana la traes!

Le dijo “El Baldo”:

  • No seas barbero, ese trabajo lo hacen los ademadores, nosotros no sabemos cortar la madera, ve a buscarlos, aquí te esperamos.
  • Ustedes lo hacen porque yo digo, además todavía vienen borrachos, cuanto pase el sotaminero le voy a decir para que los eche para afuera.

El encargado, enojado, fue a buscar al sotaminero, que es el jefe de la mina, para acusarlos de que no querían trabajar. Mientras, “El Mamilas” le platicó, al “Baldo”:

  • Me cae que no he dormido ni 5 minutos, me la pasé chupando con un compadre, llegué a las 6 de la mañana a mi casa, entré quedito para no despertar a mi vieja, pero ya estaba como pinche soldado en la puerta y me dijo: 
  • ¡Qué bueno que llegaste! Ahí están tus tacos, vete a trabajar.
  • Es que me siento mal, vieja, mejor ve a la mina y me pides un permiso por dos días.
  • Vete a trabajar o voy a decirle a tu mamá, para que te lleve de las greñas.

Y muy enojada, me dijo:

  • Es mejor que no me hagas encabronar, porque te llevo a huevo, te la pasaste a toda madre, ¿no? Pues ahora vas a trabajar, cabrón. Y no vengas en la tarde a la casa, porque me voy a la casa de mi mamá.

 “Baldo” le platicó:

  • Yo ando queriendo llegarle a la prima de mi vieja, es una india que está viviendo con nosotros, una vecina nos invitó a su casa en la vecindad, nos fuimos al baile con mi señora, pero luego nos dijo que tenía sueño y se fue a dormir y nos dejó, fue cuando me 

aproveché para cantearle al oído a la prima. Que se reencabrona, me dijo que qué le iba a decir a mi señora, que me quería pasar de listo, que ella no es como dice el dicho, que a la prima se le arrima.

¡Mi pinche vieja me puso como lazo de cochino, y me amenazó que cuando regresara de trabajar se la iba a pagar! Perdí mi tiempo bailando con la india, que ni sabe la pendeja, me pisaba los cayos.

Pasó “El Petronilo” y les dijo:

  • ¡Escóndanse, porque ahí viene “El Bandolón” con el sotaminero!

Se echaron a correr, cada quien por su lado, “El Baldo” se fue a la cuba, es donde hacen del baño los mineros, cuando regresó le pregunté el sotaminero, que se llamaba Fidel:

  • ¿Dónde andabas?
  • ¡Fui al baño!
  • ¿Dónde está  “El Mamilas”? 
  • ¡No lo he visto!

Le dijo el sotaminero: 

  • No te hagas pendejo, estaban los 2 juntos y no quisieron levantar la alcancía. Les voy a dar un trabajo especial para que se le quite lo huevones. Empieza tú, vas a limpiar el cañón y te vas cuando termines, voy a buscar al otro cabrón.  

“El Baldo” ya no supo nada del “Mamilas” salió a las 4 de la tarde, llegó a su casa y se durmió. Como a las 6 de la tarde, lo despertó su vieja:

  • ¡Te buscan!

¡Salió y vio a la mujer del “Mamilas”, le preguntó que si no lo había visto porque  no había llegado a su casa, Le dijo que lo vio dentro de la mina, que a lo mejor se fue a curársela, porque andaba malito. La acompañó a distintas cantinas que hay en el barrio: “La Roca de Oro”, “La Bandera Roja”, “La Terminal”, “La Granada”, “El Relámpago” y no  estaba,  preguntaron por él y les dijeron que no lo habían visto. La señora se puso a llorar y le dijo:

  • ¡Por favor acompáñeme a la mina!

Fueron a la mina de San Juan Pachuca, “El Baldo” y la señora se metieron,  le preguntaron al checador que si había salido Pedro Juárez “El Mamilas”, revisó las fichas de entrada y le dijo:

  • ¡No ha salido. Pregúntenle al lamparero!

Fueron donde les daban las lámparas y les dijeron que no había salido, porque no la entregó. Llamaron  al Jefe de Seguridad, que de inmediato llamó al capitán de la mina, se corrió la noticia que un minero andaba perdido en los túneles desde las 7 de la mañana del lunes. Eran las 8 de la noche del martes y no lo encontraban, dijo el jefe de Seguridad:

  • ¡Llamen a los escafandristas, para que entren a los lugares donde hay gas, que no le jalen a las alcancías, que revisen todos los caminos que suben a los rebajes, que tengan lista las ambulancia de la compañía, de seguro si no está muerto, está herido!

Llegaron los representantes del sindicato, para ponerse a las órdenes en lo que se les ofreciera, el patio de la mina era un desmadre, uno daba unas órdenes, otros otras. La mujer del “Mamilas” lloraba como sirena de ambulancia y la mandaron sacar. 

Llegaron los ingenieros de la mina, hicieron un plan para buscarlo, recorriendo cada lugar del túnel sin dejar de buscar hasta el último rincón, bajaron cuadrillas de salvamento. Les dieron instrucciones, sacando planes de abajo de la mina.

Les dijo el jefe de ingenieros:

  • Según nos dicen que estaba trabajando en el nivel 480, donde hay túneles viejos que llegan a Paraíso, a lo mejor se perdió o pudo subirse a las escaleras para salir más pronto, llamen a los paleros de aire y a todos los que estén dispuestos a rescatar a un compañero

La jaula bajaba una y otra vez, la angustia de los jefes y de los compañeros se había multiplicado, pensando en lo peor,  la mamá del “Mamilas” no dejada de rezar y de vez en cuando lanzaba un grito, que espantaba a los que estaban junto a ella.

Mientras, abajo en la profundidades, cada quien cumplía su misión que le fue encomendada, uno de los rescatistas se subió a un chiflón, que es un agujero que tiene escaleras y en un túnel donde había carga, escuchó unos ruidos que lo sobresaltaron, se espantó, se quitó la luz de la gorra y la dirigió a donde los escuchó. De pronto vio al “Mamilas” que estaba tirado en un montón de carga, le habló y no le contestó. Dio la voz de alerta:

  • ¡Compañeros, lo encontré! ¡Está muerto!

La cuadrilla subió, llegaron donde estaba el cuerpo, se acercaron. 

Al ver la luz, “El Mamilas” se levantó, los socorristas se espantaron y le echaron la luz, vieron que se estiraba y bostezaba y les preguntó:

  • ¿A quién buscan?
  • A ti.
  • ¿Qué horas son?
  • ¡Las 2 de la mañana!
  • ¡Ah chinga, creo que me dormí un buen rato!

Suspendieron la búsqueda, lo sacaron a empujones, le quitaron la lámpara, la gorra, el cinturón y lo sacaron de la mina, mentándole la madre, diciéndole que estaba despedido, los que estaban afuera le echaron mentadas y trompetillas, pensaban que estaba muerto

A la únicas personas que les dio mucho gusto verlo, fue a su madre y a su vieja.

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