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PEDAZOS DE VIDA

El descanso de la tormenta 

El techo había sido traspasado por el granizo, también se rompieron algunos cristales y como metralla que dispara el cielo, las flores y plantas de las macetas de doña Cuca fueron masacradas, así de violenta había sido la tormenta que azotó sin piedad a la comunidad de Puente Grande, donde por muy grande que era el puente no alcanzó a sostenerse frente al imponente río que dejó pasar la presa del Sol como la conocían los lugareños. 

El río se llevaba todo a su paso, de pronto se figuraba ver la silueta de la Serpentina, la vaca que condenaría a la Tacha en un cuento de Rulfo, pero no, sólo era figuración, el río no dejaba ver más que algunos troncos y lodo que llevaba en su cuerpo, como siempre, luego se sabría de las tragedias que la lluvia habría dejado, dicen que días antes había llovido más arriba, allá en San Nicolás puente chico, pero denantes les había caído el aguacero a Santa Catarina, que el agua desde allá venía.

Venía por tierra, culebreando entre los cerros, y venía por el cielo en forma de serpiente de nubes blancas que se hicieron grises y luego se pusieron negras, y ahora fue en San Juan Puente Grande, donde las serpientes se trenzaron para dejar en agua el producto de las fuerzas naturales.

“Se pide agua cuando todo se seca, y se maldice cuando cae”, decía doña Cuca mientras aprovechaba, el descanso que se había tomado el cielo, para recoger lo que había quedado de sus plantas mientras sus hijos trataban de tapar “por mientras” el agujero del techo, la Chayo y la Inés sacaban con escoba y trapeador el agua que se había quedado dentro de lo que era la sala. 

Y mientras decía eso doña Cuca, por su mente la idea de todas las tormentas, de que un rayo alcanzara su cuerpo y permitiera que se escapara su alma, desde chica se había imaginado eso, y ahora de grande con un cuerpo cansado, unos ojos que vieron de todo y unos pies que a cada momento iban sirviendo menos, doña Cuca imaginaba su cuerpo tirado en el patio, y su alma yéndose con la luz del rayo, una muerte negada para quien así lo desea.