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RETRATOS HABLADOS

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* Capitán en el puente

 

No habrá poder humano a partir de estos momentos, que aleje del ejercicio profético a todos y cada uno de los que realizamos cotidianamente el ansiado intento por dar con el o la que será ungido con la candidatura del PRI al gobierno de Hidalgo.

            En repetidas ocasiones he señalado que se trata de un ritual que tiende a la repetición sin fin, pero no es así, porque siempre serán las circunstancias únicas, irrepetibles, que definirán el parto de quien buscará en el 2016 mantener el poder del lado del Revolucionario Institucional.

            Hace casi seis años, se tuvo que convocar a una reunión cumbre en la capital del país, a la que asistió el entonces secretario general del tricolor a nivel nacional, Jesús Murillo Karam; la presidenta, Beatriz Paredes; Miguel Ángel Osorio Chong y Francisco Olvera Ruiz. Días antes, el hijo de Jorge Rojo Lugo, se había registrado como aspirante a la candidatura, cuando el objetivo manifiesto era que se lograra fuera de unidad con el hoy titular del Poder Ejecutivo Estatal.

            Al final de cuentas declinó, convencido o no, de que sería otro su tiempo.

            Para estos momentos difícilmente se presentará la insubordinación de alguno de los que se menciona con insistencia, entre ellos el propio Rojo García de Alba, una vez que se defina el nombre del elegido o elegida. Son otras circunstancias, y cada cual ha optado por medir la realidad de sus capacidades de convocatoria.

            No se observa en el panorama que alguien tenga que ser llamado a la capital del país para convencerlo de que ésta no es la suya, y lejos de ello, bastó un encuentro perfectamente delineado, unas fotografías, para dejar en claro que la decisión que está a punto de tomarse no aceptará actos contrarios a la subordinación.

            Francisco Olvera Ruiz, gobernador del estado, y Miguel Ángel Osorio Chong, se reunieron primero en un acto oficial, después en un despliegue bien calculado de acompañamiento lo mismo en Palacio de Gobierno, que en un restaurante de la capital hidalguense, para dejar bien en claro que lo que venga será por acuerdo de ambos y nada más.

            Es decir que si hubo diferencias entre los dos, no directamente por responsabilidad de ellos, -sí en cambio por quienes no se cansaron de invocar el nombre del secretario de Gobernación para amenazar, intimidar y hasta ordenar-, era algo que había sido remediado.

            A partir del momento en que se les vio de nuevo juntos, la sucesión gubernamental tomó un camino diferente al que traía, en el que parecía que cada cual había recibido el salvoconducto para hacer lo que le viniera en gana, porque quienes debía llevar el proceso se habían enfrascado en una pugna sin cuartel.

            Si existió o no esta pugna, el hecho fundamental es que lo que hoy observan todos los suspirantes, es un escenario en que saben a qué atenerse si juegan el juego de la traición como carta escondida. Es decir ya no argumentarán que fueron sorprendidos ni nada por el estilo.

            También es un hecho que el presunto distanciamiento Olvera-Osorio, trajo beneficios a quienes siempre sacan provecho de estas circunstancias, y que por lo mismo fomentaron hasta donde pudieron, esta versión. Hoy están bien identificados y con todo y sus rabietas, tendrán que aceptar la situación ya definida para el proceso sucesorio.

            Unas fotografías, un placearse por las escalinatas de Palacio de Gobierno, una comida de amigos como en otros tiempos, y todo quedó remediado.

 

Mil gracias, hasta mañana.

 

peraltajav@gmail.com

twitter: @JavierEPeralta

 

cita:

 

            Francisco Olvera Ruiz, gobernador del estado, y Miguel Ángel Osorio Chong, se reunieron primero en un acto oficial, después en un despliegue bien calculado de acompañamiento lo mismo en Palacio de Gobierno, que en un restaurante de la capital hidalguense, para dejar bien en claro que lo que venga será por acuerdo de ambos y nada más.