PERSONAJE DE BARRIO

“EL CHANGO”

Llegamos al despacho del nivel 370, que son los metros de profundidad, ahí hace mucho calor,  teníamos que quitarnos  la ropa, sólo dejarnos un calzón, o ponerse una franela, como las bailarinas, para que nos cubriera la cola, “El Chocolate” me dijo:

  • ¡A que no sabes “Gato” con quién nos van a mandar!
  • Yo creo que a lo mejor con algún contratista nuevo,  el ingeniero dijo que íbamos a abrir  frentes.
  • No mames, vamos estar con el pinche “Bandolón”, ya ves que ese güey parece que es dueño de la mina, porque nada más quiere que estés trabajando.
  • Pues nos tocó bailar con la más fea.  Pero no le vamos hacer caso.

Llegamos al laborío y teníamos que levantar más de 10 toneladas a pala, llenar las góndolas, irlas a vaciar y luego barrenar, porque era una frente sobre veta, para acabarla de amolar, no había agua para tomar. 

Nos mandaron a que nos ayudara  un compañero, que acababan de entrar a la mina, de nombre Dolores Hernández, le decían “El Chango”, tenía unos 20 años de edad, estaba chaparro, gordo y tenía ojos grandes color negro como de capulín, pelo largo (que se le salían por los lados de la gorra de seguridad), era de piel negra y de perfil, por Dios, que parecía igualito a un chango.

Era rependejo,  lo teníamos que andar arreando para que trabajara, y además era muy creído de todo lo que se le decía, le gustaba mucho platicar.

Una vez nos contó al “Chocolate” y a mí:

  • Yo vivo en el callejón del minero, arriba del mercado Primero de Mayo, junto al barrio del “Lucero”, una vez que salí del turno de noche, llegué a mi casa y cuando estaba abriendo mi puerta, un pinche gato saltó de un lado a otro del callejón. Pero no le atinó el cabrón, y que me cae encima, ¡Ay güey! Me dio mucho miedo, que hasta las patas se me doblaron, pero al ver que era un gato, me controlé.

Al otro día, fui a ver a mi jefecita, que vive en la calle de Ocampo,  le conté con detalle lo que me había pasado, y me dijo que era de mal agüero, que tuviera mucho cuidado porque me iban a suceder cosas muy malas, como desgracias personales.

Y así fue, al otro día iba yo subiendo por la calle de La Fuente Seca, y venía para  abajo un pendejo, en su bicicleta sin frenos y teniendo tanto lugar para darse en la madre, fue a chocar conmigo y me fracturó un brazo y una pata, estuve en el dispensario médico varios días, y cuando me alivié, al llegar a mi casa, que sale el pinche perro del velador y que se me va avienta. 

Me dio una mordida en una nalga tan fuerte, que se llevó un pedazo,  para acabarla de chingar, me dijeron en el centro de salud que ese perro tenia rabia, me pusieron 15 inyecciones en el ombligo y me tenía que dormir solo, para que no fuera a morder a mi vieja. Miren cómo me quedó la pierna, el brazo y me falta un pedazo a una nalga. Mi jefa me dijo que ya no le hiciera al pendejo, que me iba a llevar con una espiritista para que me hagan una limpia. Que me lleva con una señora, a la que le dicen “La Pichona”, cuando me estaba haciendo brujería, me dijo que era seguro de que mi vieja me engañaba.

  • No mames pinche “Chango”, ¿quién quieres que se fije en tu vieja si parece pinacate, la cabrona? Ni modo que nos digas que esos hijos que tienes no son tuyos, si parecen changos, los cabrones.

Estábamos en lo más interesante de la plática, cuando llegó “El Bandolon”, enojado que nos dice:

  • ¿Ahora qué cabrones? ¿están en junta o qué? A qué horas se ponen a trabajar, tu pinche “Chango ya no les estés quitando el tiempo.
  • No señor, sólo les estaba diciendo que me iban hacer una limpia.
  • Eso está muy bien, que te la hagan, para que se te quite lo pendejo y llévate a estos dos para que los limpien y se les quite lo huevones.

Le dijo “El chocolate”:

  • No le hagas caso “Chango”, mañana nos cuentas.

La otro día, llegando, le preguntamos:

  • A ver “Chango” cuéntanos lo de la Espiritista.
  • Para hacerme la limpia me pidió un ramo de pirul y una piedra de alumbre, luego me limpió con el ramo y lo sacudió en el anafre, lo metió a la lumbre, hasta que tronara. Y me dijo la señora que esa era la sal que me habían echado, para el mal que me estaban haciendo. Luego me limpió con el huevo y lo echó en un vaso con agua,  poco a  poco se fue formando una bola, luego me limpió con la piedra de alumbre y al echarla al fuego, se formó una calavera que no tenía ojos, luego me echo loción 7 machos, ¿A poco no me huelen?
  • Ay, pinche “Chango” cabrón, hueles a mujer mala.
  • La señora volvió a decir que mi vieja me engaña.
  • No changuito, no profundices en esas cosas.
  • Fíjense que hoy en la mañana que me hago el dormido y vi que mi vieja agarró su rebozo y que se sale, que me visto rápido y que la sigo de lejitos, que se mete al mercado Primero de Mayo, por la puerta de arriba, yo nada más la iba mirando desde lejos. 
  • En una de esas que me apendejo y que se me pierde, di varias  vueltas y no la encontré, así pasó el tiempo y muy enojado que me subo a mi casa, ella estaba haciendo el desayuno, que le llegó por la retaguardia, agarrándola de las greñas, y como agente judicial que la interrogo dándole de cachetadas.
  • ¿Dónde fuiste cabrona?
  • ¡Al mercado! ¿A dónde querías que fuera?
  • Tú me andas haciendo pendejo.

Y que le pongo de madrazos.

Le dijo “El Chocolate”:

  • No seas cabrón, ¿por qué le pegas? Ahí viene “El Bandolón”, luego hablamos.

A la salida, afuera de la mina, lo estábamos esperando, cuando “El Cuervo” nos llamó:

  • “Chocolate” y tu “Gato Seco”? Mañana es domingo, los invito a mi casa, me van a llevar a bautizar a uno de mis chavos.
  • ¿Y qué nos vas a dar?
  • Mole de guajolote, arrocito, frijolitos, también un curado de tuna y pomos de varias marcas.
  • Ahí lo que diga “El Gato Seco.
  • Allá te caemos, como abonero en quincena.

Al día siguiente como sabemos que a la gorra no hay quien le corra, llegamos.  La pachanga estaba de pelos, me puse una borrachera que parece que andaba agarrando pollos. “El Chocolate”  no se presentó a trabajar, y al que se lo llevaba la grosería era al encargado, que cada rato echaba madres en su contra.

  • Ese desgraciado del “Cuervo” sonsacador, de seguro  lo ha de haber puesto hasta la madre de borracho al “Chocolate” pero lo voy a reportar por abandono de trabajo, para que lo castiguen. A ver tu “ Gato Seco” vete a barrenar y llévate al “Chango”.
  • Si me lo voy a llevar, pero cállate el hocico.

Llegamos a donde estaba la frente y le dije al “Chango”.

  • Arma la máquina, ahorita vengo, porque me agarró una diarrea que toda la noche no he parado, no muevas la máquina, nada más la armas.

Estaba en la cuba, ya iba a trabajar y me regresé otra vez a hacer del baño. De momento escuché una explosión y subí donde estaba “El Chango”, quiso barrenar y le explotó un fuque

Que me bajo rápido y llamo al “Bandolón”

  • Correle “Bandolón” que ya se lastimó “El Chango”
  • ¿Qué le pasó?
  • Fui al baño, quiso barrenar y le explotó un fuque, dice que no ve y tiene la cara toda llena de sangre.
  • Pinches borrachos.

“Sacaron al “Chango” a la superficie, llevándolo al hospital de la compañía, dijo el médico que había quedado ciego. “El Chango” no dejaba de gritar.

  • Mi vieja es la culpable, ella me hizo brujería. 

Así pasó mucho tiempo hasta que de tristeza se murió, se fue creyendo que su vieja lo había embrujado.

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