Denunció al ejército y ahora quiere ser diputada

Elecciones parlamentarias en Egipto

  • La denuncia es porque le hicieron pruebas de virginidad

Ahora, tras una transición política frustrada por el golpe de Estado que desalojó de la presidencia a los islamistas, Samira se resiste a esperar tiempos mejores. Es una de las cuatro únicas mujeres que compiten con 220 hombres por un escaño en el nuevo Parlamento

Fue detenida en la plaza Tahrir tras la caída de Mubarak y, junto a otras 16 manifestantes, fue sometida a ese tipo de torturas. Ahora se presenta a los comicios como independiente, pese a las críticas: ‘mejor encender una vela que maldecir la oscuridad’, alega

Han transcurrido más de cuatro años desde que el ejército la sometiera junto a otras 16 mujeres a una infame prueba de virginidad. Pero Samira Ibrahim, icono de las egipcias que se plantaron ante el poderío castrense, no se da por vencida.

Su último reto es entrar en el Parlamento y litiga por un escaño en su ciudad natal, en el sur del país, en unas elecciones marcadas por la alta abstención y el regreso de los caudillos de Hosni Mubarak.

El 9 de marzo de 2011, apenas unas semanas después del ocaso del dictador, una protesta con motivo del día internacional de la mujer acabó con 17 participantes detenidas, maltratadas y forzadas a cumplir con una prueba de virginidad.

Samira fue la única víctima que presentó cargos contra Ahmed Abdel el Mogy, el doctor de 27 años que le practicó el atroz examen. “Nos golpearon y nos maltrataron con descargas eléctricas”, relató.

“Es evidente que los revolucionarios y las mujeres hemos sido derrotados pero esta guerra no terminará nunca”, vaticinó entonces.

La batalla judicial de Samira logró una victoria fugaz en diciembre de 2011, cuando un tribunal civil consideró ilegal la práctica a la que había sido sometida e instó a las fuerzas armadas a abandonar tales métodos pero sufrió un severo revés cuando unos meses más tarde la Justicia absolvió al médico.

Related posts