Y no se trata de zombies
- Decenas de miles pagan parte de sus sueldos a sus oficiales para no aparecer por el cuartel ni por el frente de batalla
Mosul, la gran ciudad iraquí del norte de Irak, estaba en teoría defendida por 25.000 soldados iraquíes; cuando apareció Estado Islámico solo había 10.000 soldados para hacerles frente, y finalmente sus jefes decidieron que lo mejor era una “retirada táctica” (dejando tras sí mucho material norteamericano).
No son zombies en vísperas de Halloween, sino un fenómeno mucho más prosaico detectado por los militares norteamericanos, y que explica en parte el giro copernicano del presidente Obama en Oriente Próximo. Los oficiales lo denominan los “soldados fantasma”. Son los batallones de Irak y de Afganistán que no presentan combate a los yihadistas simplemente porque solo existen en las nóminas.
Según el Pentágono, ese fenómeno de picaresca explica en parte las sonoras derrotas de los ejércitos de esos países frente a milicianos de Estado Islámico, pese a que sobre el papel tienen diez veces más efectivos que los yihadistas.
El razonamiento es muy sencillo: el entusiasmo en los ejércitos regulares de Irak y de Afganistán es tan bajo como la moral de combate, por lo que decenas de miles de uniformados optan por no aparecer por los cuarteles a cambio de pagar un porcentaje del sueldo a sus superiores.
Nadie percibía aparentemente el engaño hasta que los barbudos asomaron por el horizonte en sus Toyotas artillados.