Problemas en la primera economía latinoamericana
- El Tribunal Supremo frena las maniobras para destituir a la presidenta Dilma Rousseff; Maduro y Morales alertan de un “golpe de Estado” contra Rousseff
Una viñeta del caricaturista brasileño Amarildo, donde una pareja rellena un crucigrama y se pregunta: “Político que corre el riesgo de caer, cinco letras. ¿Empieza con C o con D?”, la crisis de Dilma Rousseff continúa y Cunha amenaza con morir matando.
São Paulo.- Con cada nuevo giro, la crisis política de Brasil se parece más a una serie de intriga o a una telenovela. Ayer, el país se despertó esperando algún desenlace, para bien o para mal, sobre el futuro de la presidenta Dilma Rousseff: el líder de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, debía aceptar o rechazar la apertura de un proceso de destitución de la mandataria del Partido de los Trabajadores (PT) por supuestas irregularidades en sus cuentas de Gobierno de 2014. Pero la trama solo se ha complicado más.
El Tribunal Supremo frenó la maniobra conjunta que Cunha había elaborado junto a los diputados de la oposición para sacar adelante el proceso de impeachment. La estrategia consistía en que Cunha rechazaría la solicitud, los opositores recurrirían y, así, ésta pasaría automáticamente a la votación. Esta vía necesita solo de una mayoría simple (257 de los 513 diputados) para ser aprobada, un número realista, dado el aislamiento político de Rousseff.
Sin embargo, el Supremo le ha parado los pies a Cunha, que ahora tendrá que decidir si acepta o archiva el proceso de impeachment.
El partido de Cunha (Partido del Movimiento Democrático de Brasil, PMDB) es un partido de ideología variable y alianzas cambiantes. Todavía funciona, formalmente, como aliado del Gobierno, pero el presidente de la Cámara libra desde hace semanas una guerra contra Rousseff, tan intensa que la mandataria tuvo que reformar este mes su gabinete para dar espacio a sus nombres. Les cedió siete ministerios, uno más de los que tenían, incluido el emblemático Ministerio de Sanidad, mientras recortaba el número total de carteras (de 39 a 31) en nombre de la austeridad.