NECESITAMOS TAN POCO
A veces nos enredamos
en la lucha por la vida,
y le damos importancia
a lo que no vale mucho,
y dejamos en la orilla
lo que de verdad importa,
y cuando abrimos los ojos
a lo mejor ya no hay tiempo,
más que para darnos cuenta
que lo que iba primero
lo tuvimos olvidado.
Conforme pasan los días,
los recuerdos se presentan,
aferrados en el alma
uñas y dientes de plata,
la salsa que hacía mi madre,
los elotes y las habas
que mi padre nos llevaba
de los surcos de la tierra,
el camino a la laguna
con patos niños de luces
y peces duendes del agua
que viven, nadan y sueñan
con el pequeño de entonces.
Mi parque, mi viejo parque,
del que recuerdo los Pinos
y un niño llamado Chayo,
con su muleta de palo,
y su sonrisa de viento,
al que ya no vi de grande.
Y extraño cuando en el cielo
veo cruzar algún cometa…
Y aunque se ha pasado el tiempo,
sigo mirando a mi madre
bordando una servilleta
En el dintel de la puerta,
mientras en el viejo parque
los niños jugamos roña,
y nos vamos poco a poco
alejando con los años
del parque de nuestro pueblo,
para iniciar nuevas sendas
y escribir nuestra historia.
Los recuerdos son la vida
que escribimos golpe a golpe,
con sonrisas y con llanto
con esperanzas y sueños.
Y ahora ya de grande,
siento que nada es más serio
importante y más valioso
que la risa de los hijos,
la caricia de la esposa,
el consejo del hermano,
la presencia del amigo,
que no hay moneda que valga
el vuelo de un colibrí,
la lluvia fresca en la tarde,
el canto del viento fiero,
el vuelo de mariposas
y el gorjeo de los gorriones…
Si esto me deja el encierro
vale la pena vivirlo ,
porque me habrá dado tiempo
de ver que lo más valioso,
como el sonido del agua,
y la luz de más estrellas,
son un regalo de siempre
que sólo pude mirarlos.
En estas horas de muros,
y entender que lo important
se esconde dentro del alma,
y late dentro del pecho,
corazón de girasoles,
y sentir en los recuerdos
como un río de mil palomas,
y un huracán de nostalgia,
que nos toman de la mano,
y nos señalan con ansias
un horizonte de luces,
de ángeles de hierro y abejas
y un mundo de eternidades.