El primer cigarrillo
Abrió los ojos muy temprano, pese a que no tenía actividades en su horario, era fin de semana y podía levantarse y empezar tarde; pero algo en su cuerpo la empujaba, probablemente había logrado descansar y ya no necesitaba estar en la cama.
Había estado inquieta, eran muchos los pensamientos que estaban en su cabeza, pendientes, deudas, deberes, limpieza, ejercicio, y entre ellos se mezclaban algunos sueños que le gustaría cumplir, como el tener casa y negocio propio.
No obstante a que se levantó temprano no quería hacer nada, se puso su bata, tomó un cenicero, encendedor y la cajetilla de cigarros; puso música y encendió el primero, y pensaba, pensaba, pensaba, pero nada claro, simplemente su mente parecía una licuadora.
Encendió un cigarrillo más, luego otro, y así siguió hasta concluir con los 10 que quedaban en la cajetilla, y al verla vacía tomó en cuenta que el vicio era para llenar un vacío que no entendía, tenía una pareja y también libertad.
Vivía sola y por tanto podía hacer lo que quisiera, aunque se lo comunicaba a su pareja como gesto de respeto y confianza, y posiblemente para esperar lo mismo a cambio; creía que estaba plena: pareja, trabajo, dinero y por lo menos un techo donde vivir mientras alcanzaba su sueño.
Al no tener cigarros y sí muchas cosas que pensar estaba dispuesta a comprar una nueva cajetilla, pero de último segundo optó por hacer la limpieza y los deberes de la casa para bañarse y poder disfrutar de una película.
Entrada la tarde eligió una cinta al azar, resultó ser una romántica, de esas en las que el amor tiene muchas dificultades pero finalmente sale victorioso; usualmente esas películas no le gustaban pero le llamó la idea del compromiso, y no por perder la libertad sino por tener a alguien con quién despertar diariamente, tal vez eso era lo que le faltaba.
Llamó a su pareja, lo invitó a cenar y después a disfrutar del cuerpo, y al calmar el ritmo de ambos corazones por la actividad le pidió que vivieran juntos y compartieran su existencia, pues si llevaban mucho tiempo en relación podían lograr dar el siguiente paso.
El hombre quedó sorprendido, el acuerdo era disfrutar su amor pero ser libres, por ello su relación funcionaba, así que le recordó el trato y ella insistió en modificar el convenio y empezar un nuevo ciclo en el cual despertarán siempre juntos.
Su pareja recobró la postura, colocó su vestimenta, por último los zapatos y le señaló: “no puedo estar contigo, tengo un compromiso y pensé que lo sabías, siempre hemos salido a lugares lejanos y por lo regular de entrada por salida, además de que no son constantes; para mí era perfecta tu ideología, una relación libre, pero si has cambiado de parecer, también esto debe acabar”.
La joven no podía creer lo que escuchaba aunque trataba de entender el porqué de su intranquilidad, se quedó callada y dejó que se marchara; después de 10 minutos salió a la tienda y compró una nueva cajetilla, al llegar a casa se acomodo en el sofá, tomó el cenicero, encendedor y prendió el primer cigarrillo…