La historia, el comienzo y el legado del género ranchero mexicano.
Hay quien dice que desde el vientre materno aprendemos cosas o hechos que acontecen alrededor de nuestra madre, puede que sea cierto, porque hoy les presentamos a hijos de grandes de la música ranchera que más que conservar y preservar el legado de sus padres ahora ellos demuestran su talento en el género que los pusiera en su época como los máximos exponentes. Maria Elena Leal Beltran, hija de Lola Beltran, Gabriel Solis, hijo de Javier Solis, Laura y Juan Zaizar, hijos de Juan Zaizar, y Juan Mendoza hijo de Juan Mendoza “el Tariacuri” reunidos en Herencia Mexicana nos cuentan la historia de esta inigualable agrupación.
Desde niños se conocieron mientras sus padres se presentaban en conciertos, cantando y enamorando a su público, y entre los que existía una estrecha relación de amistad por lo que obviamente sus hijos crecieron juntos y desarrollando entre ellos el mismo cariño que se tenían. Como una familia de tíos y sobrinos, cada vez que se veían era tal la alegría de reencontrarse en los eventos que no faltaba el beso, el abrazo y más muestras de afecto.
Con el paso de los años, cada uno tuvo la oportunidad de cantar a lado de sus padres, ya fuera en una presentación, en la basílica o tal vez en una reunión familiar, e indudablemente adquirieron el don del canto que a sus progenitores puso tan en alto en este género de la música.
Ahora, reunidos en una agrupación que comenzó hace dieciséis años gracias a la idea de Juan Mendoza hijo, dan muestras de su talento, honrando y homenajeando a sus padres en los conciertos que tienen a lo largo de la república mexicana y otros países. Su primera aparición es en Miami, tan solo tres días después de reunirse y aun sin tener idea del nombre que llevarían. Obviamente ante el nuevo concepto, los medios de comunicación los sentenciaron a menos de quince días. Pero aunque el camino no ha sido sencillo, el orgullo y la felicidad de cumplir 16 años los motiva para seguir poniendo a la música ranchera muy en alto.
De las gratificaciones que más se llevan es ver que entre su publico se pueden encontrar de otras naciones, que conocen a la perfección las letras y se motivan al oírlas. Tal como en su último concierto en plaza de armas en Querétaro donde una pareja de japoneses comenzaron a bailar emocionados de escucharlos cantar esas canciones que también conocen en su país aunque traducidas en su idioma. Y es que los temas de sus padres no conocen fronteras, pues temas como cucurrucucu paloma, se conocen también en Rusia, pues en aquel país, Lola Beltrán salía al término de una caricatura cantando esta canción. Como este muchos ejemplos más se podrían encontrar de aquella música de mor y desamor que ahora es interpretada en voces de sus hijos.
Mañana no se pierda la segunda entrega en la que contaremos la historia de aquellas canciones que marcaron a los grandes de la música.