El Papa Francisco desafió el Congreso de los Estados Unidos

 

El presidente Barack Obama ha recibido con toda la pompa al Papa Francisco. Como un Jefe de Estado, como una autoridad moral y política, como el líder de una de las religiones más importante del planeta; pero también, como un hombre que se ha venido ganado a pulso un espacio en el mundo como interlocutor de los pobres. En una coyuntura en que los valores de la humanidad parecen estar a prueba con la crisis económica internacional actual, agudizada por la crisis de la deuda, alimentaria, ecológica y migratoria, ésta última alimentada por la pobreza y los conflictos en el Medio Oriente y en el norte de África.

 

 

El presidente Obama, que parece no ocultar su admiración por el Papa, ha elogiado su humanismo y ha encontrado en él un aliado para poner fin a la política equivocada de los Estados Unidos contra Cuba y cerrar filas para luchar contra el cambio climático. Son seis días de una visita del Papa a los Estados Unidos que han hecho olvidar a los estadounidenses los debates sobre la sucesión presidencial en 2016, pues todos están atentos a la agenda del Papa jesuita.

 

Tanto Cuba como los Estados Unidos, que recientemente ha reanudado sus relaciones diplomáticas, han recibido a tres Papas. Jimmy Carter recibió al Papa Juan Pablo II en 1979, George W. Bush le dio la bienvenida al Papa Benedicto XVI en 2008 y ahora Barack Obama recibió al Papa Francisco el martes pasado precedente de Cuba, afirmando que la visita papal no tiene ningún objetivo política, sino el objetivo de “dar a los dos hombres la oportunidad de compartir sus valores comunes”, según el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.

 

Por otro lado, aunque muchos analistas esperaban que hablara sobre Cuba frente ante el Congreso ayer jueves, cuando por primera vez en la historia de los Estados Unidos un Papa se dirigió a los miembros de las dos Cámaras (la de Senadores y la de Representantes), pero tal como lo había anunciado al salir de la isla omitió hacerlo.

 

Sin embargo, sólo al iniciar su alocución frente a los congresistas estadounidenses, el Papa les dijo que él era un hijo de inmigrantes, como la mayoría de los que habían construido ese país, los que hoy rechazan a los millones de inmigrantes que han llegado en los últimos años, al margen que los colonizadores jamás pidieron permiso a los pobladores originarios de los Estados Unidos para establecerse en su territorio.

 

El Papa habló en el Congreso estadounidense del medio ambiente, de la abolición de la pena de muerte, de los retos de las guerras, la venta de armas, la desigualdad y la crisis actual de refugiados en Europa; advirtiendo sobre el peligro del fundamentalismo religioso y haciendo un llamado al dialogo para solucionar los problemas internacionales.

 

Pero todo ello, su posición ante los diferentes problemas del planeta, sus pronunciamientos, el hecho de llegar a los Estados Unidos procedente de Cuba, ha provocado reacciones entre los conservadores que piensan que se trata de un Papa marxista, de un traidor a la fe católica que ha abrazado la teología de la liberación, el amor a los pobres, a los más débiles; los mismo valores que condujeron al Cura colombiano Camilo Torres y al Padre Gaspar García Laviana, asturiano, a tomar las armas en Colombia y en Nicaragua para defender a los humildes, encontrando la muerte es ello.

 

Luego de su intervención en el Congresos el Papa compartió y comió con los hombres y mujeres “Sin Techo”, con aquellos que no tienen hogar y viven en la calle, poniendo como ejemplo a José que viajaba con su esposa a punto de dar a luz a Jesús, señaló que todos tienen derecho a tener un hogar.

 

De este modo, hoy el mundo se comienza a cuestionar sí Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, es un Papa moderno o un revolucionario que está sacudiendo las estructuras de una iglesia que se venía separando de los pobres. Particularmente, porque se niega a juzgar a los homosexuales y a condenar abiertamente el aborto o el divorcio.

 

Pero lo cierto es que el Papa cautivo a los conservadores de la clase política estadounidense en el Congreso, arrancó aplausos en cada parte de su discurso de republicanos y demócratas; pero además, al hablar del tema de la inmigración ilegal a los Estados Unidos, que es parte de una iniciativa del presidente Obama varada en el Congreso, la bendijo con su posición al respecto.

 

Ayer jueves el diario “The New York Times” señalaba en un artículo: “El Papa Francisco, el líder espiritual de más de 1.2 millones de católicos, desafió al Congreso y, por extensión, a la nación más poderosa de la historia este jueves, invitándolo a salir de su ciclo de polarización y parálisis, utilizando finalmente su poder para curar las heridas abiertas de un planeta desgarrado por el odio, la codicia, la pobreza y la contaminación”, señalan Peter BAKER and Jim YARDLEY.

 

Ahora las expectativas aumentan sobre lo que dirá este frente a la Asamblea General de la Naciones Unidas, lo que ocurrirá cuando esté circulando el diario. Lo relevante de todo ello, es que el Papa Francisco parece estar sensibilizando a la clase política mundial.

 

Algo reconfortante, sin duda, es el acercamiento del Gobierno Colombiano y las FARC, la eminente firma de la paz en Colombia, algo en lo que el Papa seguramente ha estado intercediendo, no sólo en su discurso en Cuba, sino en la práctica. Esperemos que al final de su visita, el bloqueo contra Cuba comience a derrumbarse y la reforma migratoria en los Estados Unidos tome el curso deseado por el presidente Obama.

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