La visita del Papa a Cuba y el bloqueo

Sin duda alguna, hoy hay una revolución en las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, cuyo acercamiento ha sido gracias a la voluntad política de ambos gobiernos, pero don de la mediación del Papa Francisco ha sido determinante; aunque ésta se puede entorpeces por el bloqueo. La visita del Papa iniciada en Cuba el 19 de septiembre pasado y la efectuada a los Estados Unidos a partir del 22 de este mismo mes, seguramente marcarán la historia entre ambos países.

 

Pese a que es la tercer visita de un Papa a Cuba, esta visita parece distinta a las dos otras. Se trata de demostrar al mundo, y a los Estados Unidos en particular, que Cuba es un país de paz, un país que ha hecho mucho más por los pobres del mundo de lo que la mayoría de los países ricos han hecho por ello; preocupados más por mantener su hegemonía en ellos y controlar sus vidas que por promover su bienestar.

Seguramente el Papa Francisco sabe bien de todo lo que un pequeño país de poco más de 11 millones de habitantes, rodeado por el mar en el Caribe y con escasos recursos naturales, ha hecho durante todos estos años de revolución por mejorar el mundo; de cómo ha extendido la mano a los pueblos de África en su lucha por la independencia, no sólo apoyando en el campo de batalla con su ejército como en el caso de Angola y Zaire (hoy República Democrática del Congo), sino enviando su ejército de médicos y educadores al capo de batalla contra la pobreza en ese continente y en América Latina. Quizá por esa razón le confesó a la periodista Rosa Miriam Elizalde: “Cuba es un pueblo al que amo mucho”, cuando ella agradeció sus palabras hacia el pueblo cubano en el avión papal.

El Papa francisco ha dicho en Cuba: “Quienquiera ser grande, que sirva a los demás, no que se sirva de los demás… Quien no vive para servir, no sirve para vivir”, precisó. ¿Qué país no ha servido mejor, dentro de sus limitaciones, a los demás pueblos, a los pobres del mundo hoy, que no sea Cuba? ¿Qué país puso contingentes de médicos para luchar contra el Ébola en Liberia y Guinea, que no fuera Cuba?

Sin duda, Cuba es un país heroico y el Papa está consciente del daño que le ha hecho el bloqueo impuesto por los Estados Unidos, a los hombres y mujeres de ese país al margen de sus ideologías y creencias religiosas; el Papa está consciente que la normalización de relaciones entre esos dos países no tiene sentido si no se elimina el bloqueo y si no se le restituye el territorio ocupado por la Base Naval de Guantánamo.

Los pasos dados por el presidente Obama para flexibilizar el embargo, como los que precedieron a la normalización de las relaciones y los decretados el viernes pasado, son insuficientes aún para llevar las relaciones diplomáticas a un nivel de normalidad, para favorecer el desarrollo de una sociedad civil consciente y saludable, que no necesita de la creación de una oposición artificial a la revolución para mostrar la madurez que ha alcanzado.

La invención de una oposición, encarnada por las “Damas de Blanco” y alimentada desde Washington o Miami, sólo podría entorpeces la normalización de las relaciones y aislar a los Estados Unidos, dejando el espacio para los negocios con Cuba a los países Europeos y a Canadá, desgastando aún más a los dos países, sin que los estadounidenses logren imponer su voluntad a un país donde la mayoría de los ciudadanos tienen un orgullo nacional y un patriotismo fervoroso inquebrantable.

Los proyectos de subversión y de injerencia en los asuntos internos de Cuba para apoyar una oposición o la creación de un partido opositor a la revolución, no van hacer otra cosa que alimentar la desconfianza de los cubanos hacia los Estados Unidos, la cual terminará por corroer las relaciones insipientes entre los dos países.

Cuba ha alcanzado un nivel de reconocimiento internacional, un nivel de madurez y prestigio internacional, no por el tamaño de su territorio, ni de su población, si no por su firmeza mostrada en todos los foros internacionales en la defensa de su proyectos de sociedad, en su proyecto de nación que construye; por lo que resulta absurdo suponer que una vez restablecidas las relaciones con los Estados Unidos deberá modificar sus relaciones con sus amigos y aliados regionales, como Venezuela y Bolivia, por ejemplo; o con países extra regionales como China y Rusia, con los cuales no los une la ideología, sino los intereses económicos, lo cual debería ser preocupación de los Estados Unidos que continúa perdiendo su hegemonía en el planeta.

Algo que debería valorar el Departamento de Estado hoy, es que durante la presidencia de Cuba de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la cumbre realizada en La Habana, se acordó hacer de la región una zona de paz, priorizando las soluciones negociadas de los conflictos a fin de poner fin a la violencia.

En este sentido, vale la pena recordar que hoy en Cuba se realizan las negociaciones de paz entre el Gobierno Colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sobre lo cual el Papa Francisco dijo en su homilía del domingo pasado: “En este momento me siento en el deber de dirigir mi pensamiento a la querida tierra de Colombia, consciente de la importancia crucial del momento presente, en el que, con esfuerzo renovado y movidos por la esperanza, sus hijos están buscando construir una sociedad en paz”, precisó

Pero este sólo es el inicio de la visita del Papa Francisco a esta región del continente, que en otros tiempos fue el escenario de la guerra fría. Lo relevante de ella será ver los pronunciamientos y los resultados de su visita a los Estados Unidos, para ver si su buena fe y sus palabras hacen caer el bloqueo contra Cuba.

Aunque parece difícil que el bloqueo pueda ser desmantelado durante la administración del presidente Obama, quizá no por falta de voluntad de él sino porque los republicanos controlan hoy en Congresos, quizá utilizando todas la prerrogativas que la ley le otorga, podría revolucionar la política de los Estados Unidos hacia Cuba, obligando a los republicanos a reconsiderar su posición. Quizá, un buen principio para ello debería ser poner fin a la “Ley de Ajuste Cubano”, a la política de “pies secos pies mojados” y convertir en letra muerta las leyes del bloqueo.

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