LAGUNA DE VOCES

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Recuerda, recuérdate. Deja que pase la lluvia

Sólo espera que pase la lluvia para salir a la calle. No te angusties, el asunto es no mojarse, no permitir que una sola gota te caiga encima.

Sé que puede ser desesperante que de pronto, desde una mañana de hace varios meses, de pronto dejaste la plática inconclusa con tu marchanta del mercado, la palabra de apoyo a la vendedora de pescado luego que su hija fue asesinada a golpes por el esposo criminal; romper con esquemas que uno pensaba eternos confunde, engaña a la mente no regresar al lugar habitual donde se empezaba el ritual cotidiano de comprar el recaudo, la carne, frutas y cada una de las especies que te amarran a la vida misma, al castillo que se construye con base al tiempo y la constancia.

Hay mañanas incluso que tienes la seguridad de que el sol también se quedó guardado por temor a mojarse, y entonces sucede que das por sentado que la noche no terminará hasta que pase lo mismo con el aguacero que tiene espantada a toda la gente no solo de aquí, del estado de Hidalgo, sino del país y el planeta completo. Tal vez sería importante modificar las cosas y que la noche se convierta en las horas justas para aparentar que es la mañana, y la mañana aún sin luna, madrugada y oscuridad. Es decir que el sol fuera luna y la luna sol. En algo serviría para los que, como tú, están casi seguros que todo es un engaño, lo mismo el agua que enferma, que todo lo que nos rodea.

Sólo es cuestión de esperar y rogar porque en el juego de la ruleta rusa no seamos los que caigan de boca al suelo con la cabeza reventada, porque la verdad todo suena a disparos de salva, a truenos construidos con timbales; pero también, la verdad, es que muchos han desaparecido para después nunca aparecer ni como cadáveres, difuntos, ni nada, simplemente extinguidos, apagados de la noche a la mañana, sin posibilidad alguna de regresar porque en México desde hace mucho que desaparecer es sinónimo de muerte, con todo y que no debería ser así.

Pero anímate de todos modos, porque para diciembre, apenas arranque ese mes, prometo disfrutar la Nochebuena y Navidad desde el primer día hasta que termine el 2020 y seguir de corrido todo enero. Ahora sabes que tenían mucha razón los que al despedirse siempre agregaban el “si Dios quiere”, porque uno quiere siempre que se cumpla el deseo de viajar, de festejar, de amar, y otro asunto es que quien decide, diga que sí.

Yo no sé si seremos otros cuando se despeje el horizonte, salga el sol y el cielo se vea azul luego de tanto tiempo de nubes oscuras y malévolas. Seguramente sí, pero tampoco te emociones que han pasado tantas cosas en la historia de la humanidad y repetimos las mismas barbaridades. Eso es difícil, que todos de pronto levanten los ojos iluminados al universo y el planeta entero camine por el rumbo de la bondad y el amor por sus semejantes.

No creo que sea así cuando pasen las lluvias, sobrevivamos a las lluvias y recordemos como algo de tiempos lejanos el agua que mataba.

Pero algo pasará en ti, solo en ti, que cambiará el ritmo de tu corazón, el destino de tus ojos y la melodía de tus oídos. A lo mejor por fin aceptas que solo la magia de tener fe puede construirte una realidad menos alejada de la que miraste cuando joven. A lo mejor el camino que va a la casa de padre y madre por fin se ve con más claridad en las veredas por donde cruza el destino que te devolverá las ilusiones, la certeza absoluta de que la vida vale la pena. A lo mejor no pasa nada, pero en tu interior se despierta de nuevo la alegría que te era tan característica, y no porque alguien te la provocara, sino porque así eras de nacimiento, sin necesidad de apoyos para reírte de todas las cosas.

Sólo espera que pase la lluvia, aguanta otras semanas. Tampoco esperes milagros del encierro, porque algunos saldrán más bravos que de costumbre a pelear con sus semejantes. Solo espera a que te acuerdes de quién eras, quién fuiste siempre y el porqué lo olvidaste.

Recuerda, recuérdate, y en la memoria seguro te darás cuenta que nunca dejaste de ser la voz risueña de toda la vida.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta