HOMO POLITICUS
El viraje hacia las candidaturas independientes es tan insólito como los votos nulos e incluso los votos destinados a las candidaturas de artistas, futbolistas, payasos y cosas peores, porque en todo momento reflejan que la ciudadanía no sabe a qué juega, y esto es reflejo de los absurdos en los que ha caído la política.
Contundente, el 69% de la población apuesta por las candidaturas independientes, fenómeno que ha ido incrementándose en la medida que la clase se erosiona a pasos agigantados, aunado al éxito del “Bronco” en Nuevo León, que manifiesta que para el ciudadano común no importa ya el antiguo debate de las ideologías como principio de conducción social.
Empero, se debe dimensionar el ascenso de las candidaturas independientes, porque el poder político nunca estuvo, ni está, al margen de la conducción social; por ello, intrincado resolver el crucigrama de la ideología como basamento de principios políticos en México, ya que en los hechos, la cultura política es precaria y por ello la intención de voto es volátil. No está, necesariamente, investida de una lucha de toma de conciencia; eso, si estuvo presente en algún momento de la historia, ya quedó atrás.
En los hechos, pocos políticos tienen una idea clara de la ideología de sus propios partidos, como tampoco tienen una idea cierta del proyecto de nación que pretenden, por lo que da lo mismo Juan que el colorado; las cosas no cambiarán en lo sustantivo, porque la clase política suele ser poco instruida, instintiva y reactiva en la conducción del poder del Estado.
Por ello, no nos extrañe que las candidaturas independientes estén en ascenso, lo cual no significa que la mayor parte de los candidatos independientes pueda ganar una contienda electoral, porque para ello se requieren estructuras de apoyo, cuestión que por décadas han desarrollado los partidos políticos en México.
Consustancial resulta la erosión de la partidocracia, que se ha traducido en la crisis de representatividad que vivimos, cuestión que denota que el ejercicio de gobierno es tan precario en la respuesta a la ciudadanía, que la credibilidad social frente a las instituciones se ha diluido a tal grado, que para los ciudadanos no merecen apoyo este tipo de instituciones.
El viraje hacia las candidaturas independientes es tan insólito como los votos nulos e incluso los votos destinados a las candidaturas de artistas, futbolistas, payasos y cosas peores, porque en todo momento reflejan que la ciudadanía no sabe a qué juega, y esto es reflejo de los absurdos en los que ha caído la política.