Ecatepec, entre la condescendencia y el clasismo
Por: Gerardo Vela
Leí hace un par de días un hilo de Twitter de un usuario (@adrianeleuteri, por si gustan echarle un ojo) que narra su historia viviendo durante varios años en Ecatepec; una especie de reivindicación de lo que para él significa “su barrio” y la gente que en éste habita.
Todo esto, claro, en el contexto de lo sucedido en el Hospital Las Américas, donde el pasado viernes un grupo de personas entró a la fuerza a las instalaciones, amedrentando y amagando a médicos y enfermeras, para conocer el estado de sus familiares contagiados por Covid-19.
Pero, a ver, vamos por partes. Yo no pienso que tenga nada de malo tener y expresar afecto por el barrio propio. Puesto que en efecto, es en estos lugares donde se encuentra el grueso de la clase trabajadora, la clase obrera, vamos, el proletariado, que con sus manos y con su esfuerzo, casi siempre mal remunerado, da vida a la dinámica social y económica de las ciudades, estados y hasta del mismo país.
El problema, más bien, es confundir personas y circunstancias, al grado de romantizar la pobreza y sujetar, además, a la clase trabajadora, a un trato condescendiente.
Tengamos dos cosas claras. Ni la clase trabajadora merece ser tratada con la
conmiseración del ideario “progre buena onda” que abraza discursos paternalistas acerca de la ignorancia, la precariedad y la pobreza desde la abstracción del liberalismo burgués; ni tampoco debemos considerar a los grupos violentos que irrumpieron en en el Hospital Las Américas de Ecatepec como “pobrecita clase trabajadora abandonada, que por es
termina reaccionando así”.
La confusión es grave, pues puede significar, por un lado, la invisibilización y demérito de las luchas, procesos y relaciones materiales e históricas de la clase obrera, y por el otro, la apología de grupos violentos.
No podemos, entonces, asumir una posición de “buenaondísmo progresista” para disculpar lo que pasó en Ecatepec mediante argumentos reduccionistas sobre “marginalización” o “falta de educación”.
Luego, tampoco habría forma de justificar a quienes, a lo largo de todo el país, han agredido y violentado a enfermeras, doctoras, doctores y personal de la salud en general.
Por el contrario, se trata de acciones aberrantes, absolutamente reprochables y que no abonan ni ayudan en nada para la actual pandemia.
Obviamente y sólo por no dejar de precisar el punto, encontramos en el otro extremo las terribles expresiones de racismo y clasismo de aquellos clasemedieros aspiracionales y pequeño-burgueses alienados que, valiéndose de la noticia, sacaron a relucir sus más profundos resentimientos y ofensas. Postura que, incluso sin que lo adviertan, es
profundamente ignorante y despreciable.
Ni siquiera saben lo que no saben, pero creen tener la voz de la verdad y las buenas costumbres correspondientes a “la gente bien”, ridículos.
*Abogado y profesor del Tecnológico de Monterrey
Twitter: @GerardoVela