DE CUERPO ENTERO

Parece una pesadilla

Si alguien te hubiera dicho apenas hace un año que estaríamos confinados por semanas solo atentos a un personaje, que todas las noches por la televisión nos comentaría, con poco asombro, los miles de nuevos enfermos, y ya centenares de muertos de cada día, no lo hubieras creído y dirías que estaba loco o drogado. La realidad ahora con mucha claridad supera la ficción.

La violencia de una pandemia radica en la virulencia, la fuerza dañina del virus, pero sobre todo de su rápida propagación.

En 1918 cuando los soldados sobrevivientes de la Primera Guerra Mundial también llamada “la gran guerra”, regresaban a sus países ansiosos de encontrar paz y curar sus heridas físicas y emocionales, se encontraron con una enfermedad –cuadro gripal- tan fulminante que mataba de inmediato a la gente; fue en España donde dieron la voz de alarma, por lo que fue bautizada como: “gripe española”. Rápidamente se dispersó por todo el mundo, posiblemente llevada por los mismos soldados que habían concluido una guerra inútil (¿hay guerras útiles?).

Esta pandemia se calcula que al paso de tres años mató entre 25 y 50 millones de personas, predominando la gente pobre y con mala nutrición; una característica fue que se asentó con furia sobre hombres jóvenes de entre 20 y 40 años, dejando pueblos con títulos desoladores: “Los pueblos de las mujeres solas”. En Estados Unidos se propuso, sabiendo que se contagiaba de persona a persona, el aislamiento social y el uso de cubrebocas pero, como siempre sucede, muchos no hicieron caso. 

Y así en Filadelfia, sabiendo que los veteranos de guerra tendrían un bono de post guerra de premio, organizaron un desfile contra toda recomendación, provocando que en las dos semanas siguientes hubiera más de 10 mil muertes casi simultáneas.

En esa época eran muy pobres los conocimientos acerca de las medidas de salud pública, no se sabía de las vacunas, y aunque imaginaban que se trataba de un “bicho microscópico”, por ejemplo: una bacteria, no tenían ninguna herramienta para combatirlo. Fueron años de intenso sufrimiento para salir de esta pesadilla, porque además de la debacle humanitaria de la guerra, la pandemia dejó en ruinas la economía de todo el mundo.

¿REALMENTE APRENDIMOS DE ESTA HISTORIA?

Lamentablemente no, porque aunque ahora contamos con la más elevada tecnología en el ciberespacio, comunicaciones con zoom y robots ya casi humanos, resulta que sabemos el nombre del virus, su código genético, su forma de transmisión y su tiempo de incubación (periodo para una vez que penetra en el cuerpo exprese la enfermedad), pero no sabemos con qué combatirlo; no hay un medicamento probado y eficaz, y estamos dando palos de ciego buscando un milagro que logre derrotarlo. 

Realmente estamos en este terreno como en 1918, pero con muchos conocimientos de salud pública y de medicina preventiva. Sin embargo, aunque nos explican mil veces “quédate en casa”, y seguramente les dijeron lo mismo hace cien años, no hacemos caso y más de la mitad de la población sigue muy campante rodando por las calles de la patria.

Es cierto, la pobreza y la necesidad hacen que lo hagamos, pero muchos viven ahora con angustia que llega casi a la locura, porque ya no hay cervezas, o las que quedan en OXXO tenemos miedo de que nos las ganen, y ahora sí empezaría la muerte a pedazos.

El aislamiento ha probado ser, mientras no se tenga una vacuna, la ÚNICA herramienta que limita el número de contagios.

Es cierto, estar encerrado días y días, genera ansiedad e irritabilidad; no es suficiente Netflix, videollamadas o estar brindando todos los días, porque cada cual tiene una rutina de vida, incluyendo a los niños que ya desean romper este cautiverio. El aislamiento produce inclusive desorientación en tiempo y espacio. 

TODO PASA

El planeta llamado Tierra, se ha visto beneficiado con la desaparición temporal de los humanos: aguas más claras, aires limpios, espacios libres para todos los animales, ríos alegres y calles de la ciudad silentes. Te aconsejo que hagas una lista en orden prioritario de lo que harás cuando esta pesadilla termine, y empieza a saborear cada evento que ya tienes en la cabeza; pero mientras tanto sigue guardado, y cuida a los que el destino marca ahora como invitados VIP, nuestros adultos mayores.

TODO PASA