NO SERÁ IGUAL
Cuando termine esta pesadilla del virus, las cosas no serán iguales, porque se quiera o no, todo habrá cambiado, no sólo en nuestra casa, calle, ciudad y nación, sino en todo el mundo.
Y ojalá sea para bien
Cambiarán las cosas en miles de familias de nuestro país y en muchas, muchas familias de nuestro estado.
Y cambiarán, por todos los que se hayan ido y dejado un lugar vacío en la mesa a la hora de comer. Por desgracia es inevitable que se dé, mucho se debe al ritmo de la pandemia y en otros casos, es por culpa de alguien que no tomó en serio la enfermedad.
Cambiarán nuestras calles y nuestros vecinos, por los efectos de la pandemia. Y cambiará nuestra ciudad y nación, por las heridas que dejará este virus.
No será lo mismo en la vida de muchas familias, afectadas en su aspecto laboral por la pérdida del modo que se traía por años de vida.
Habrá que empezar de nuevo en muchos hogares, con todo lo que implica iniciar otra vez el camino.
Será una ciudad lastimada en su ritmo normal de vida, porque su gente no será la misma.
Lo bueno de todo esto es que está en nuestras manos crear un despertar no tan amargo, atendiendo las indicaciones para enfrentar con éxito el contagio.
Si se puede, no hay que salir de casa y guardar la sana distancia, lavarse las manos para cortar los contagios, estar atentos a los signos de la enfermedad y acudir a los auxilios que se prestan en los hospitales.
En mucho, depende de nosotros, con una actuación que empiece por tomar en serio la pandemia.
Seamos responsables ahora, para no lamentar después nuestra irresponsabilidad.
Es cierto que no será igual, pero puede ser peor si no hacemos nuestra parte, para salir de esta, que ya es una larga noche.