“No tengo academia, no tengo escuela de alguien que me enseñó, solamente me gusta el trabajo, lo practico, me sale, y ahí está el resultado”, expuso el artista
Espinoza, dejó durante unos minutos sus herramientas, cincel y martillo, para hablar con EFE.
A la gente que se detiene en vehículos, motocicletas o a pie, Espinoza le dice que esculpir algo “es una inspiración que tenía desde niño” y que siempre le ha gustado “el dibujo, el arte”.
“Cuando yo dibujaba, decía: ¡qué bonito sería hacer un dibujo en este cerro!”, que se localiza a pocos metros de un centro comercial”, expresa Espinoza.
Lo que no tenía Espinoza, cuando pensaba en esculpir algo en el paredón que ha escogido, era “el talento de hacer el tallado” en la vía pública, a un costado del bulevar Comunidad Económica Europea.
Pero se dio cuenta de su habilidad, añade, “hasta que me puse, no es algo mágico, sino que es algo que se ha venido dando en el transcurso de mi vida, sin que nadie me haya llevado a esto”.
“No tengo academia, no tengo escuela de alguien que me enseñó, solamente me gusta el trabajo, lo practico, me sale, y ahí está el resultado”, agrega.
“Solamente me gusta, me pongo en una piedra, practico, la primera me puede salir mala, la segunda escultura me sale mejor”, acotó.
SU TALENTO TRASCIENDE POR EL CORONAVIRUS
Espinoza dijo que inició la escultura con motivos mayas quince días antes de que en el país se conociera el primer caso de Covid-19, hacia mediados de marzo.
Llegó al paredón y estuvo trabajando desde las 08:00 a las 16:00 horas locales (de las 14:00 a las 22:00 GMT), pero se retiró del proyecto durante un mes, luego de que el Gobierno implantó un toque de queda como medida para evitar el contagio con coronavirus.
El escultor volvió a tomar sus herramientas a partir del pasado día 13, aprovechando el permiso oficial para poder salir un día a la semana, de lunes a viernes, a partir del último dígito del ciudadano en su carné de identidad.
ESCULTURA DEL CALENDARIO MAYA
En la obra que esculpe Espinoza, figuran un sol y una luna juntos, y la de un hombre -que sobresale en el calendario maya- con una pesada carga en su espalda, que se supone es una piedra, la que logra sostener con una banda de apoyo que le cruza la frente.
El hombre de la escultura lleva adornados sus brazos y piernas con pulseras, y un collar, a la usanza de los reyes mayas de Copán, como se aprecian en las esculturas del parque arqueológico de esa civilización, en el occidente de Honduras.