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Charro luchador

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Por: Jorge Carrasco V.

CINE DE AYER
    •    El guión de Adolfo Torres Portillo y Gregorio Wallerstein narra la historia del humilde ranchero Ramón Tapia

A principios de la década de los sesenta, el cine de luchadores era el género más popular del cine mexicano gracias a filmes del Santo y Blue Demon.
Fue entonces que empezó a mezclarse con otros géneros como es el caso de “El ciclón de Jalisco”, de Chano Urueta que acabamos de ver.
El guión de Adolfo Torres Portillo y Gregorio Wallerstein narra la historia del humilde ranchero Ramón Tapia (Julio Aldama) que sueña convertirse en campeón de lucha libre con la ayuda de su entrenador Piloncillo (Daniel el Chino Herrera), para agradecer las atenciones de su padrino Zenón (José Elías Moreno) y poder casarse Marta con su novia de toda la vida (Lucha Moreno).
Presentado como el Ciclón de Jalisco, Ramón se convierte en una sensación que de inmediato atrae la atención de incipientes vedettes como Sonia (Malú Reyes, quien se casaría en la vida real con el campeón de box, Vicente Saldívar).
Marta enojada con su novio, finge un matrimonio con su padrino, lo que
dará lugar a múltiples enredos, eso sí, aderezados con múltiples canciones y una que otra lucha libre.
Urueta, que fue uno de los creadores del género una década antes con “La bestia magnífica”, se limita a pegar los números musicales. Aldama, con dama de charro, se convertiría también en “El señor tormenta”, un cura que luchaba para mantener un orfanatorio.
“El ciclón de Jalisco” resulta pues una mera curiosidad que trató de mezclar dos géneros populares, sin mucho éxito.