En un país donde abominan la palabra “socialista”
- El veterano Bernie Sanders crece como rival de Clinton y endurece el discurso general contra la desigualdad
La filosofía de Sanders: “la gente corriente está muy disgustada con que la clase media esté siendo destruida”
Washington.- Ni es el favorito en las apuestas ni se le ve como presidente de EU, pero Bernie Sanders, un senador de 73 años autodeclarado socialista en un país que abomina del término, ha crecido lo suficiente como para acercarse a Hillary Clinton y girar a la izquierda la campaña demócrata para elegir candidato a las elecciones de 2016. Sanders reúne multitudes, apela a los intereses de la clase social frente a las ideas políticas de cada uno y pide una “revolución política” contra el establishment.
“Usted, señor Greenspan, simplemente no sabe lo que pasa en el mundo real. Venga conmigo a conocer gente de verdad, los clubes de campo y los cócteles no son la América real, los millonarios son la excepción”. No era en plena crisis cuando un Sanders lleno de nervio se despachaba así ante el presidente de la Reserva Federal, sino en un 2003 previo a la gran tormenta. Doce años después, el senador independiente por Vermont sigue clamando contra la desigualdad y pidiendo mano dura contra Wall Street, pero las palabras calan más que antes de la Gran Recesión.
Por primera vez, a mediados de agosto, una encuesta situó a Sanders por delante de Clinton en New Hampshire y el sábado otro sondeo en Iowa le dio 30% de apoyo, sólo a siete puntos de la favorita. La atracción de pequeños donantes para financiar su campaña puede compararse con la que logró Barack Obama en 2008.
“Sanders está abarcando un espacio ideológico a la izquierda que no estaba ocupando por nadie, Clinton forma parte de un centro más pragmático y si Joe Biden [vicepresidente] decide presentarse, pugnará por los mismos votos que ella, Sanders habla de una desigualdad que preocupa a la gente y tiene una carrera coherente con ello.
Sanders ha sido un outsider: votó contra la guerra de Irak y defendió el matrimonio gay cuando casi nadie lo hacía. Pide la subida de salarios mínimos y se declara socialdemócrata, aunque apela votos de una clase trabajadora con ideas políticas dispares pero una preocupación común, su supervivencia. En el grupo de población perjudicada por la crisis y que se siente desfavorecido en la recuperación es donde espera captar votos. (Agencias)