- Dijo el presidente venezolano, Nicolás Maduro a su homólogo colombiano Juan Manuel Santos
“Nos quieren distraer para que no estemos pendientes de que el país se sigue yendo por un barranco”, acusó por su lado el gobernador opositor Henrique Capriles.
Venezuela y Colombia viven un nuevo deja vu diplomático, tan estrambótico como aquellos protagonizados por Hugo Chávez y el ex presidente Álvaro Uribe en 2010, cuando el comandante supremo entonó sus ya históricos “¡Vientos de guerra!”. Nicolás Maduro, siguiendo su estela, decretó el estado de excepción en seis municipios fronterizos y ordenó la deportación de 1.088 ciudadanos colombianos, entre ellos 244 menores de edad, lo que ha provocado la indignación del país vecino y la “preocupación” de la ONU ante los “abusos” producidos.
El primer mandatario venezolano no dudó la noche del viernes en profundizar el conflicto, dirigiéndose directamente a su homólogo Juan Manuel Santos y usando palabras de tintes parecidos a las de su mentor político: “¡No se preste a una guerra contra el pueblo venezolano! Venezuela ha sido víctima de una invasión planificada de paramilitares y criminales para socavar la paz. Los colombianos viven bajo una dictadura paramilitar y ustedes no hacen nada”.
Maduro, pese a los ataques, se mostró dispuesto a reunirse con Santos y reclamó a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) la conformación de una comisión de la verdad. Pero no dudó en atacar con todo a los colombianos expulsados de la frontera, cuyas imágenes del éxodo con los restos de sus casas a cuestas han indignado al país vecino. “Era una base paramilitar y toda la gente que vivía allí eran esclavos económicos, contrabandistas y “esclavas sexuales”, resumió pese a todo el “hijo de Chávez”.