Home Cultura Érase una vez la corrupción en México

Érase una vez la corrupción en México

0

PRESENTACIÓN EDITORIAL
    •    “No se habla a los niños de la corrupción, como si fuera un tema de adultos, pero los niños padecen la corrupción desde que nacen”


Había una vez dos hermanos mexicanos enfrentados a algo peor que un lobo feroz o un temible dragón. Querían acabar con la corrupción de su país y, en lugar de espadas, usaron un cuento para concienciar a los niños sobre esta lacra.
Es el caso de Ingrid y Max Kaiser, quienes acaban de publicar “Bolívar, el niño presidente” (Planeta), que relata la historia de un niño que desea cambiar el país tras descubrir un caso de corrupción por el que se suministra agua destilada a niños enfermos en lugar de tratamientos contra el cáncer.
“No se habla a los niños de la corrupción, como si fuera un tema de adultos, pero los niños padecen la corrupción desde que nacen. Es muy importante hablarlo a temprana edad para no perder tiempo”, contó este miércoles Ingrid en entrevista con Efe.
Los hermanos unieron sus conocimientos, pues Ingrid es pedagoga y Max lleva años estudiando la corrupción en México, para elaborar este cuento dedicado a Bolívar y Tania, dos amigos de la infancia enfermos de distrofia muscular.
“Bolívar, mi amiguito de la infancia, tiene el movimiento muy limitado y un día me escribió: ‘Max, a los adultos los agarras echados a perder, deberías hablar con los niños’. Allí se detonó todo”, relató Max, asesor de la ONU en combate contra la corrupción.

UN FENÓMENO ARRAIGADO
A lo largo de la historia, el joven Bolívar, apodado Bolo, se enfrenta junto a la inseparable Tania a todo tipo de chanchullos del poder político y económico inspirados en escándalos de corrupción reales sucedidos en México.
“Teníamos un abanico enorme de posibilidades donde escoger. Desde los actos de corrupción local a lo global. Desde los pequeñitos hasta los que implican varios ceros”, reveló la autora.
“No queremos que los niños crean que este es el destino de México”, añadió Max, quien recordó que en el siglo XVII Shakespeare definía a Dinamarca como un lugar de podredumbre, mientras que ahora el país escandinavo es el menos corrupto de acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional.