¡8 M: Aleeeeeeeeeeeertaaaaa!

¡8 M: Aleeeeeeeeeeeertaaaaa!

Por el derecho a existir

Hoy, en este 8 de marzo, nos encontramos una vez más ante la dolorosa realidad que nos hiere hasta lo más profundo de nuestra alma: la violencia contra las mujeres, una epidemia que carcome nuestra sociedad día tras día. No puedo comenzar estas líneas sin mencionar el escalofriante dato que nos confronta: en México, diez mujeres son arrebatadas de este mundo de manera violenta cada día, según cifras de ONU Mujeres. Diez vidas que se apagan, diez sueños truncados, diez historias que se convierten en un grito desesperado por justicia.

La magnitud de esta emergencia nos estremece. Nos enfrentamos a una realidad que ha sido normalizada, una realidad en la que la vida de las mujeres parece tener un valor inferior. Pero hoy, en este día de conmemoración, nos negamos a aceptar esta realidad. Hoy, las mujeres de todo México levantamos nuestras voces en un grito unificado, un grito que resuena en cada rincón de nuestro país, exigiendo justicia, exigiendo un cambio, exigiendo que se nos reconozca como seres humanos dignos de respeto y protección.

Nos negamos a vivir con miedo, con la constante sombra del peligro acechando nuestras vidas. Exigimos más y mejores condiciones de vida, exigimos el derecho básico de poder caminar por las calles sin temor, sin la angustia de no saber si regresaremos a casa sanas y salvas. Porque ninguna mujer debería vivir con miedo, ninguna mujer debería ser víctima de la violencia.

¿Por qué exigimos justicia? Porque sabemos que mientras la impunidad siga siendo la norma, las personas agresoras tienen un permiso tácito para seguir cometiendo atrocidades. Porque cada mujer que es silenciada por el miedo, cada mujer cuya voz es sofocada por la violencia, merece que se haga justicia en su nombre. Porque nuestras vidas importan, porque nuestras historias importan, porque nuestras voces importan.

No podemos quedarnos calladas ante esta injusticia. No podemos permitir que la violencia siga siendo parte de nuestro día a día. Hoy, en este día de lucha y conmemoración, renovamos nuestro compromiso de seguir adelante, de seguir levantando la voz, de seguir exigiendo un mundo en el que todas las mujeres puedan vivir libres de violencia y opresión.

Que este día no sea solo una fecha en el calendario, sino un recordatorio constante de la lucha que aún queda por delante. Que cada vez que escuchemos el nombre de una mujer que ha sido víctima de la violencia, recordemos que su historia no termina ahí, que su memoria nos impulsa a seguir luchando, a seguir exigiendo justicia en su nombre.

Hoy, en este 8 de marzo, nos unimos en un grito ahogado de justicia. Por todas las que ya no están, por todas las que aún están luchando, por todas las que vendrán después de nosotras. Porque juntas somos más fuertes, porque juntas estamos cambiando el mundo. Porque hoy y siempre, seguimos luchando por un futuro donde todas las mujeres puedan vivir libres, seguras y en paz.

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