45 días

CONCIENCIA CIUDADANA

Como en las películas donde el gigantón aprieta del pescuezo a su víctima acercándole la espantosa jeta para decirle: “te doy 45 días para cubrir tu cuota, o de lo contrario te ahogaré con mis propias manos”; así el mafioso presidente de los Estados Unidos acaba de advertir a nuestro presidente del futuro de su gobierno y la economía mexicana si no cumple sus absurdas exigencias, poniéndolo en el predicamento más difícil sufrido hasta este momento.
     Si, es cierto que muchos centroamericanos tratan de ingresar al país del dólar. También es cierto que México no detiene, porque nuestra constitución y costumbres nos impiden tratar a los migrantes como lo hacen los yanquis: separando familias y encerrando a niños en jaulas de hierro. Cierto es también que la amenaza gringa se da en el peor momento para México, cuando López Obrador intenta echar a andar el gobierno, convertido, como él dice, en un el elefante reumático, ineficaz y corrupto a la par de combatir al “frente interno” conformado por los antiguos grupos de interés.
Todo eso es cierto, pero igual es que nos quedan, como en la película, menos de 45 días para darle gusto al matón que nos amenaza de muerte.
¿Que hizo AMLO cuando Trump le apretó el cuello? Lo mismo que la víctima de la película: decirle que cumplirá con lo “pactado”. Nadie está obligado a lo imposible, y menos aún cuando ni respirar se puede; así es que las críticas salen sobrando y acusarlo de ser el causante del ataque, resulta lo mismo que decir que el atacante es la víctima y no el victimario.
AMLO logró 45 días de gracia, que no es poco pero tampoco mucho. Hasta ahora ha dado una respuesta diplomática; organiza ya el tema de la migración poniéndolo en manos de la incipiente Guardia Nacional, indicándole respetar los derechos humanos; recibe apoyos de los sectores empresariales (los más perjudicados con los aranceles con los que amenaza Trump) y lleva a cabo, cautelosamente, una reunión masiva en Tijuana, fijando su posición pacifista, humanista y de buena voluntad frente al problema.
Pero, ¿es de creerse que Trump quedará contento con eso?
Sabemos que no, que tipos de su calaña nunca quedan satisfechos. Perdón si molesta decirlo, pero así sucede tanto en los filmes de gángsters como en la realidad; sobre todo cuando se ha debilitado tanto la fortaleza de las víctimas, que es imposible pensar que sus atacantes se tentarán el corazón para no hacerlas papilla.
¿Qué hacer, entonces? Por ahora, solo hay tres alternativas: someternos de plano a Trump y convertirnos en su puerquito para el resto de su administración y quizá otros cuatro años aguantando sus palizas. El segundo es el radicalismo, exigido por los panistas y priístas que halagaron a Trump y ahora piden a AMLO responder agresivamente, calculando los estragos a su gobierno si éste les hace caso; canallas, canallines que no fueran.
El tercero es el más difícil: construir una respuesta inteligente, basada en el análisis, la reflexión y los principios, como lo está tratando de hacer el presidente mexicano; pero también en la experiencia histórica y una estrategia eficaz de comunicación social, dos pilares que no sólo el gobierno ha de tener en cuenta sino, sobre todo, la conciencia ciudadana, que precisa armarse de valor, fuerza común y capacidad de respuesta para enfrentar las amenazas del matón en su propio terreno. No somos (muy) machos, pero somos muchos y organizados; más que muchos. No queda de otra.   
Y RECUERDEN QUE VIVOS SE LOS LLEVARON Y VIVOS LOS QUEREMOS YA, CON NOSOTROS.  

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