Home Nuestra Palabra José Luis Ortiz Santillán 2018: Economía mexicana bajo la incertidumbre

2018: Economía mexicana bajo la incertidumbre

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    •    Para el FMI, 2017 ha sido uno de los mejores años después del inicio de la reciente crisis del capitalismo en 2008


La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Lagarde, al concluir 2017 señalaba que “que por primera vez en muchos años, hemos revisado al alza nuestras previsiones de crecimiento en el mundo, antes que revisarlas a la baja”, precisando que con un crecimiento del 3.6% en el reciente año pasado “la economía mundial volverá a la tasa promedio de las dos décadas previas a la crisis financiera de 2007-2008”; sin embargo, ha recordado a los países la necesidad de realizar reformas profundas para estimular el crecimiento.

Para el FMI, 2017 ha sido uno de los mejores años después del inicio de la reciente crisis del capitalismo en 2008. Christine Lagarde está convencida que ha iniciado la recuperación de la economía mundial, sin embargo, existen nubarrones que podrían empañar este despegue, como una posible desaceleración de la economía china, la caída de los precios de todas las materias primas, el aumento de los tipos de interés de la Reserva Federal de los estados Unidos (FED), y por qué no, e incluso la vuelta al proteccionismo comercial en los Estados Unidos y el fin del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Mientras tanto, el FMI espera para 2018 una aceleración del crecimiento de 3.7% de la economía mundial. Pero para ello, cada uno de los países deberán hacer su parte y no olvidar la necesidad de realizar reformas económicas estructurales que destraben el crecimiento y frenen el desempleo; pues para Christine Lagarde la “recuperación es favorable, ya sea para continuar las reformas estructurales que se hayan iniciado, o decidirse a realizarlas”.

Pese a ese optimismo del FMI, el futuro de la economía mexicana, de la cual el gobierno espera que pueda crecer en 3% en 2018, es mucho más sombrío que el desbordante optimismo que ha caracterizado al gobierno durante este sexenio obviando la realidad; pues la caída de los precios de las materias primas y el fin del TLCAN, aunado a un aumento mayor de los tipos de interés en los Estados Unidos, además de la reciente reforma fiscal en ese país y sus efectos sobre la atracción de capitales, podría colapsar la economía nacional, reeditando la crisis de la deuda de 1982 y la “crisis de los errores de diciembre” de 1994.

En 2013 el gobierno aseguró que la economía mexicana crecería en 2018 en 5.3%, pero se abstraía de la realidad entonces. Si los analistas estiman que la economía nacional podría crecer en 2018 entre un 2.1 y 2.3%; y el Banco de México proyecta un crecimiento del 2.3%, nada está escrito hasta en tanto no se conozca el destino del TLCAN. El propio FMI ha revisado a la baja el pronóstico de crecimiento para la economía mexicana y ahora espera que en 2017 la economía nacional haya podido crecer en un 2.1% y en 2018 sólo crezca en 1.9%, debido a la incertidumbre existente sobre la renegociación del TLCAN. En tanto que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), prevé un crecimiento de 2.4% para este año.

El gobierno parece estar más enfocado en ofrecer a los electores en 2018 buenos indicadores macroeconómicos que ver la realidad que enfrenta la economía mexicana. La reforma fiscal aprobada en los Estados Unidos ya es un reto que debería verse con más seriedad desde el gabinete económico. Por ejemplo, China está preocupada por los efectos de la reforma fiscal del presidente Donald Trump, la cual podría llevar a las empresas estadounidenses repatriar sus beneficios en los Estados Unidos en lugar de reinvertir localmente.

Pero eso no parece ser una preocupación para nuestro país. La reducción de impuestos prevista para las empresas estadounidenses, como parte de esta reforma, podría conducir lógicamente a una repatriación de sus beneficios a los Estados Unidos, lo que no sería beneficioso para México.

En cambio China se está adelantando a que eso suceda. El gobierno chino ha aplicado ya una exención fiscal provisional retroactiva al 1 de enero de 2017 para las empresas de los Estados Unidos; de tal manera que los pagos provisionales de impuestos que se han pagado durante todo el año, van a ser reembolsados. El Ministerio de Hacienda de China ha señalado que el gobierno desea promover el crecimiento de la inversión extranjera, mejorar la calidad de la inversión y fomentar inversionistas extranjeros para continuar fortaleciendo su inversión en China.

Así pues, hay enormes retos que deberían estimular la creatividad de los asesores del gobierno nacional en materia de política económica para 2018; sobre todo porque es precios no sólo diversificar los mercados para las exportaciones frente a un colapso del TLCAN, sino para hacer frente a los efectos de la reforma fiscal aprobada en los Estados Unidos y a los estímulos que inyecten los aumentos de los tipos de interés por parte de la FED (3 para 2018).