RELATOS DE VIDA

RELATOS DE VIDA

Arte de magia

Festejar a los niños en su día, es divertido sin dudar, principalmente para los homenajeados, pero para los padres, es realmente una travesía, con preocupaciones, sobresaltos y mucho, pero mucho cansancio.

María José acompañó a su hijo a un festival organizado por las autoridades de su lugar de residencia, preparó lunch, agua, compró dulces y algo de botana; también se protegieron con protector solar, gorra y gafas.

Madre e hijo vistieron con ropa cómoda y principalmente tenis, que les permitiera recorrer las instalaciones cuántas veces fuera necesario, y no se cansaran.

La inquietud y alegría de Felipe, el hijo de María José fue contagiada, ambos desbordaban emoción, sobre todo al percatarse, al momento de llegar a las instalaciones, de un gran grupo de personajes de películas infantiles.

Con una cuenta regresiva, ingresaron al lugar, comenzaron la faena posando para la foto con cada uno de los personajes que encontraban a su paso; hasta llegar al auditorio en donde podían hacer diversas actividades, y en cada una podían ganar juguetes.

Recorrieron el auditorio cerca de tres veces, para poder participar en todas las actividades; subieron a juegos mecánicos, disfrutaron de una función de lucha libre, y finalmente a un concierto.

Ya casi al final del recorrido, María José cargaba una mochila en la parte de enfrente, otra en la parte de atrás, sus brazos y manos sostenían dibujos, bolsas con frituras y dulces, y una botella de agua.

Los pies estuvieron a punto de declararse en huelga y no caminar, y la espalda gritaba por ayuda, estuvo a punto de renunciar, tomar de la mano a su pequeño y salir hacia su casa para descansar.

Pero ese anhelo se quedó en una ilusión, cuando estaba a punto de avisarle a su hijo que ya regresarían a casa, Felipe, que se encontraba brincando en un inflable, volteó a verla con una sonrisa de oreja a oreja, y por arte de magia los padecimiento desaparecieron, o al menos se escondieron por un rato más. 

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